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En este post trataba de ilustrar con un ejemplo que todos conocemos algunos males de “este nuestro país”.

Este post es una reedición de otro publicado con el mismo nombre el 13 de octubre de 2009. Se han corregido algunos fallos de redacción. Sin embargo, los datos, el análisis y las conclusiones se han de entender referidas a 2009.

 

De “la comunidad” a “Aquí no hay quien viva”

 

 

 

Me ha parecido curiosa la evolución en el cine y televisión del tema de las comunidades de vecinos. Hemos pasado de “La Comunidad” a “Aquí no hay quien viva” y hemos llegado finalmente a “La que se avecina”.

La vida en una comunidad de vecinos es una fuente inagotable de anécdotas y situaciones curiosas. Al final no dejan de ser un microcosmos de la sociedad. Si nos damos cuenta, al final en una comunidad tenemos al que quiere sacar tajada, al que todo le parece bien y al que todo le parece mal, los que van a las juntas a hablar de lo suyo y los que van a hablar de cualquier cosa; tenemos también los que nunca han ido a la junta y tenemos los presidentes, los asesores y por supuesto los electricistas y fontaneros “profesionales”.

Pues hoy propongo pararnos, respirar, mirar hacia atrás y tratar de entender para que debiera servir una comunidad de vecinos. A veces, tras complicadas teorías, razonamientos y excusas de todos los tipos, olvidamos que las comunidades de vecinos son la unión de unos vecinos para afrontar unos gastos comunes. Toda la normativa existente, las figuras y los órganos de las comunidades de vecinos son exclusivamente para eso: Afrontar los gastos del edificio entre todos.

Los edificios tienen que estar limpios, bien conservados y además se necesita que los ascensores funcionen y las luces se enciendan cuando presionemos el botón.

¿Las cuotas? Todo el mundo entiende que las cuotas deben ser lo más ajustadas posibles. Entendemos que tenemos que hacer un esfuerzo por el bien común, pero sin embargo, también entendemos que cuanto más dinero pongamos para el bien común, menos dinero nos quedará a nosotros para el resto de nuestros gastos y para consumir bienes.

Pero de repente alguien puede tener la idea de hacer negocio a cuenta de las comunidades de vecinos. Es normal; los vecinos aportamos unas cuotas, que realmente es un gasto para nosotros, y ese dinero simplemente desaparece de nuestras cuentas. Ese dinero aparece por arte de magia en las cuentas de otro ente (que es la comunidad de vecinos) y es el administrador de la comunidad el que dispone de ese importe.

El siguiente paso lógico, nos lleva a  que las empresas de limpieza, las de ascensores, y los comerciales de todo tipo dejan de ir de comunidad en comunidad ofreciendo sus servicios, sino que enfocan todos sus esfuerzos a los administradores de fincas.

En cuanto damos este paso, y pasamos a subcontratarlo todo, los negocios que se generan son cada vez mayores;

Antes, las comunidades de vecinos hablaban directamente con la señora de la limpieza; ahora tenemos que hablan la empresa de servicios y nuestro administrador, ¿esto qué significa?

Varias cosas; la primera es que antes el precio se negociaba directamente en un juego de suma cero entre la comunidad y la persona que limpiaba; ahora la situación cambia, de tal forma que entra la posibilidad del pago de comisiones a la administración, a la que por otra parte no le importa que las cuotas sean demasiado altas, (porque será capaz de esconder mejor el importe de su recibo en cuotas más elevadas que en cuotas bajas).

Se establecen por tanto las posibilidades de negocio, que al final van por cuenta de los vecinos que, a su vez, lo detraerán del bar de la plaza.

Además se da otro hecho que es demencial. Ante cualquier queja, los vecinos acudirán al presidente que, cabreado, hablará (o no) con la administración quien a su vez hablará (o no) con la empresa de limpieza, que a su vez hablará (o no) con la persona que haya realizado mal el trabajo. La información rara vez llega, más que nada porque cualquier explicación tendría que seguir el proceso contrario. De esta forma, al final mantener el edificio limpio o conforme a las exigencias de los vecinos (al menos de los que no pasen del tema) se convierte en tarea imposible y curiosamente todo el mundo acabará siendo un auténtico desastre; según a quien preguntes, el presidente, la administración, la empresa y(o) la persona que limpia serán un auténtico desastre.

Al final el coste de las cuotas se disparará de forma alarmante y siempre se estará en déficit.

Cuando nos queremos dar cuenta estamos pagando un importe exagerado por la cuota. A cuenta de los negocios, las comisiones, y los márgenes de todas las empresas que intervienen en el proceso.

Cuando alguien diga: ¿y no nos interesará contratar directamente a la persona que va a limpiar o al portero? Legalmente no hay ningún problema para hacerlo (siempre que se realice correctamente, claro) pero al final se nos venderán cuatrocientas mil historias acerca de una gestión imposible, que lo más cómodo es una empresa, que además la mejor empresa es la más cara (aunque al final subrogue a la persona que estaba limpiando antes).

En fin, ¿Les tengo que contar de historias de las comunidades? Pero claro, a veces me pregunto varias cosas:

  • ¿En qué se diferencia una comunidad de vecinos de un país? (Aparte claro que el presidente de la comunidad no cobra).
  • ¿Podemos soportar en uno y otro sitio que las empresas hagan negocios y paguen sus comisiones, ofertas o promociones en los despachos con el dinero que luego quitarán a los vecinos, tanto de la comunidad como del país?
  • ¿Podemos pedir seriedad en el país cuando la mayoría de las veces pasamos en donde lo vemos?
  • ¿Alguien se da cuenta que todo lo que en uno u otros despachos se logra “negociar” implica que empresarios de verdad que buscan ofrecer algún bien o servicio que genere valor tengan menos mercado?.
  • Un país no deja de ser una comunidad de vecinos a una escala diferente; pero lo que queda claro es que al final es el mismo concepto. Unas reglas, unos gastos a compartir y lo importante es que no nos sisen en cada uno de los gastos.

Es así de simple. Por cierto me gustaría al respecto recomendar el post sobre el grupo fomento donde trataba de explicar algunos de los negocietes que se generan en ese grupo. Claro que está un poco desactualizado, al tener un mes, no incluye el préstamo de 5.000 millones que se ha pedido al BEI para obras del AVE, ni los 600 millones para rescatar Aerolíneas, ni unos cuantos rescates más. Tenemos mala suerte los bloggers con esta velocidad gastando dinero, porque no podemos aprovechar los post ni un mes.

Como esto siga así vamos a seguir toda la lista de series y, mire por donde, quiso la casualidad y el destino que la evolución pase a ser:

De “La comunidad” a “Aquí no hay quien viva”, para acabar con “la que se avecina”, (no digan que no tiene su ironía).

En fin reciban un cordial saludo.

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