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El legado de Ramón y Cajal – II: ¿Para cuando el Museo?

 
El legado de Ramón y Cajal – II: ¿Para cuando el Museo? 
                                                                                                              
                Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1906, padre de la Neurociencia,  es el más destacado científico español, por supuesto aragonés, de todos los tiempos. Su labor, innovaciones y contribuciones originales a la Ciencia son impresionantes y espectaculares, fruto de una curiosidad,  formación y  trabajo de excelencia desarrollado básica y  exclusivamente en España, concretamente en  Zaragoza, Valencia, Barcelona y Madrid, lo cual añade si cabe un plus de mérito y capacidad. 
 
             A destacar también que Ramón y Cajal, aparte de su colosal dimensión científica a la altura de los más grandes creadores e innovadores como, entre otros,  Arquímedes, Copernico, Galileo, Newton, Darwin, Mendel, Pasteur,  Einstein, Marie Curie, Rosalind Franklin, tiene importantes facetas como dibujante, fotógrafo, escritor, humanista, ajedrecista,  deportista y amante de la Naturaleza. En estas otras facetas digamos no científicas relacionadas con su profesión podríamos incluso considerarlo un pionero del fitness, culturismo y fotografía a color. Realmente era un intenso emocionado de la aventura de vivir con máxima ilusión y energía de todo lo que hacía y se levantaba todos los días con objetivos claros, estrategia definida y una excelente organización y adecuada mezcla de su tiempo de trabajo y de sus actividades de ocio, distracción y evasión. 
 
            Don Santiago merece que se le siga recordando y que tenga un Museo propio a la altura de su legado personalidad polifacética, humanismo  y contribución al progreso de la Historia de la humanidad. Un Museo propio de mucha más enjundia que el Instituto Cajal, cuyo precursor es el Laboratorio de Investigaciones Biológicas creado en 1902  como consecuencia del impacto causado por el Premio Moscú a Ramón y Cajal,  cuatro años antes del Nobel. Es una auténtica vergüenza integral sin paliativos que nuestro ilustre no tenga su Museo propio de exposición permanente y que siga teniendo su  legado científico e  histórico de incaculable valor, así como  cartas, fotografías, dibujos, premios con mucha menos visibilidad y repercusión de la que justamente le corresponde.   
 
            En este olvido del legado de Cajal en cuanto a su acogimiento y gran visibilidad en un Museo una excelente posibilidad es que  su casa palacete de Madrid podría  haber sido un edificio excepcional acogedor del legado, una casa muy amplia de dos pisos situada junto al Retiro , pero sus herederos parece que han preferido su venta y que la última morada de nuestro ilustre trascendental sea ahora una edificación para viviendas de lujo. 
 
               Luis Ferruz / Escritor y economista / 
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