Las Finanzas tienen como objeto las decisiones de financiación e inversión y pueden dividirse en Finanzas de Empresa, Finanzas Personales y Finanzas Públicas, con diferente función objetivo cada uno de esos tres decisores clave.
El punto de partida de las Finanzas, disciplina profesional y científica muy joven comparada con la mayoría, tiene conexión con la filosofía de la Grecia y Roma clásicas. El principio epicúreo del carpe diem se plasma en el principio de preferencia por la liquidez o principio de subestimación de capitales futuros frente a los actuales de igual cuantía, que a su vez es el detonante de la valoración mediante flujos de caja futuros descontados, lo que nos lleva también a la comparativa precio vs valor. Por otro lado la visión del cambio permanente de Heráclito, de la variabilidad, nos conduce a la idea de riesgo, que es la cara amarga de la volatilidad, que a su vez nos lleva al principio de cobertura o posiciones contrarios en los mercados a plazo frente a los de contado.
La repercusión práctica y operativa de esos principios nos lleva razonadamente a partes más específicas de las Finanzas como es la Dirección Financiera del Riesgo en muy diversas vertientes, no sólo riesgos puramente financieros, como el de interés y de tipos de cambio, sino también ambientales, políticos, reputacionales, de ciberseguridad, etc.
En este contexto, la gestión del riesgo de interés por variabilidad de los tipos de interés es un elemento crucial para particulares, empresas privadas y sector público. La valoración y formación del valor está íntima y directamente conectada con los tipos de interés (mejor llamarlos tantos de interés) de manera que su formación, control y variabilidad a través de la Política Monetaria de los Bancos Centrales es una piedra angular de las Finanzas y del bienestar de toda la Sociedad.
Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista
