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Llevamos ya meses e incluso años, queramos o no, con cursos acelerados de Finanzas y Mercados, “a la fuerza ahorcan”. Se han vuelto imprescindibles para conocer nuestro yo y nuestra circunstancia, parafraseando al genial Ortega y Gasset y su España invertebrada, ahora más desvertebrada que en general. Finanzas y Mercados que hemos ignorado durante mucho tiempo, viviendo a espaldas de sus Fundamentos y ortodoxia, como también la circunstancia medioambiental, pero a este tema ya dedicamos nuestra anterior columna en adecuada interrelación con la llamemos circunstancia financiera y empresarial 

Oímos constantemente expresiones como que si los mercados han perdido la confianza en tal o cual país, que si los mercados han reaccionado al alza, que si hay que tomar medidas para tranquilizar a los mercados. Mercados, prima de riesgo, Ibex-35, ajustes, expresiones que se han vuelto omnipresentes y que dominan cada vez más aceleradamente tertulias, medios de comunicación  y últimamente nos están condicionando la vida entera. Para más Inri parece que los Mercados y las grandes instituciones financieras internacionales señalan con su dedo culpabilizador a España e Italia como claves para que no se produzca una auténtica conmoción y desestabilización financiera de rango casi galáctico. 

Los Mercados no parecen tener ojos ni pies, ni parece que tengan lugar de ubicación, son para unos como un ente etéreo, a veces diabólico, otras especulativo, para otros son como un termómetro de las Finanzas y las decisiones políticas, … ¿Y qué diablos son en verdad los mercados si puede saberse ?

Bueno, pues en primer lugar lo que hay que decir es que han tantas definiciones como definidores, y no todos tienen la misma solvencia para realizar buenas definiciones, con su particular sesgo y orientación. La idea de mercado es un concepto genérico y por lo tanto con acusada falta de concreción, como decir inversión, o juventud, etc. Esto nos hace recordar las ideas y conceptos en la alegoría de la caverna de Platón, en su VII Libro sobre la República, pero tranquilo amigo lector que nos centraremos en una visión práctica y operativa del concepto de mercados y desde una perspectiva financiera y de nuestros días.

Desde la particular perspectiva financiera, los mercados financieros son mecanismos, no necesariamente lugares físicos, donde se realizan intercambios de operaciones, mediando o no intermediarios o instituciones financieras, y se determinan precios como consecuencia de la ley de la oferta y de la demanda. Hay muchas clases de mercados, pero si nos centramos en lo que normalmente se entienden por mercados financieros nos encontramos que se componen, grosso modo, de dos grandes tipos de mercados: mercados monetarios, del dinero o a corto plazo por un lado, y mercados de capitales o a largo plazo por otro lado. Como ejemplo de mercados monetarios, tanto de primera como de segunda mano, tenemos el de las letras del tesoro, el mercado interbancario, etc. Como ejemplo de mercados de capitales tenemos el mercado de renta variable (acciones fundamentalmente), mercado de deuda pública a largo plazo, etc.

Los mercados financieros más conocidos y eficientes como la Bolsa forman precios con una gran cantidad de oferentes y demandantes, están regulados y supervisados adecuadamente y lo normal es que se generen precios de mercado (que no contables) eficientes y justos en base a la información que existe en el mercado y en base también a las expectativas futuras, que cotizan y mucho en los mercados financieros. En este sentido, la Bolsa de Valores realiza procesos de formación de precios anticipándose en varios meses a lo que puede ocurrir en la Economía y las Empresas, de manera que se puede equivocar, también puede haber algún que otro proceso especulativo, pero es imposible que las equivocaciones o la especulación se prolongue en el tiempo ya que la amplitud y profundidad del mercado hace imposible que los errores, ineficiencias o especulaciones puedan persistir: unos pocos no pueden engañar a muchos muy bien informados muchos de ellos durante largos períodos de tiempo.

Al final el mercado, más tarde o más temprano, pone a cado uno en su lugar y tanto los mercados como los precios deben ser eficientes y la imagen fiel del valor, es decir lo que auténticamente valen las cosas, algo a lo que también aspira la Contabilidad ya que quiere ser la imagen fiel de lo que valen las empresas, los activos, las deudas, etc.

El mercado en el fondo somos todos, de una manera u otra, directa o indirectamente, por activa o por pasiva, por acción o por omisión, ya que también es mercado el que compra, bien directamente o a través de otro instrumento financiero como un fondo de inversión (y sin saberlo en principio) una pequeña cantidad como por ejemplo un bono de mil euros de determinada Comunidad Autónoma a un tipo de interés desorbitado contribuyendo de alguna manera a desestabilizar el mercado de deuda y el de depósitos, contribuyendo al déficit público y al riesgo-país, y realizando un acto legítimo y en principio muy rentable, pero posiblemente, entre otros aspectos sin hablar de la solvencia por ejemplo, poco ético desde la perspectiva financiera y quizás, desde cualquier punto de vista, se mire como se mire.  

Y en cuanto a los ajustes que se dice, se comenta, se sentencia, que es algo demandado por los mercados, mejor lo dejamos para otra columna de análisis y reflexión, que eso es un pan de mucho peso y mucha miga. 

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