Los vientos de recesión soplan fuerte desde hace unos meses, tanto en Estados Unidos como en Europa. Siendo el primero la principal potencia económica del mundo, cualquier cosa que suceda allí, nos afecta al otro lado de atlántico, como ya sucedió con la crisis financiera de 2008.
Actualmente, el aumento de la inflación y la posterior subida de tipos de interés de los bancos centrales, hacen pensar a los expertos que nos encaminamos hacia una recesión. Sin embargo, otros siguen defendiendo que se producirá un “aterrizaje suave” de la economía, evitándose la tan temida crisis.
Aunque finalmente se produzca el segundo escenario, cualquiera que pretenda ser responsable con sus finanzas debe estar preparado para el primero, por lo que es importante que tome decisiones para proteger su capital.
Como indica el dicho popular, “es mejor prevenir que curar”, de modo que en este artículo vamos a explicarte qué puedes hacer para estar preparado ante la llegada de una posible recesión económica.
Educarte financieramente
Puede parecer algo obvio, pero estar preparado para una posible recesión económica requiere tener ciertos conocimientos financieros. Hablamos, por supuesto, de conocimientos básicos, que te permitan tomar las decisiones adecuadas en lo que respecta a tus finanzas.
Uno de los mejores ejemplos de cómo la falta de educación financiera puede afectarnos en una recesión, lo apreciamos al hablar de hipotecas.
Es habitual que los clientes del banco no entiendan las implicaciones de firmar un préstamo hipotecario a tipo variable, motivo por el que ahora muchos están asumiendo grandes incrementos en sus cuotas, a los que muchas veces no pueden hacer frente.
Con las recesiones sucede algo parecido, ya que solemos darnos cuenta de su impacto cuando ya es demasiado tarde. En este sentido, la educación financiera puede salvarnos, ayudándonos a entender los conceptos básicos del ahorro, la planificación y la inversión.
Aprender una serie de mecanismos para hacer las cosas bien con nuestro dinero, es la mejor manera de protegernos ante la llegada de una crisis económica. Si te despreocupas de tu situación financiera, y te ves endeudado y sin ahorros cuando la recesión llegue, las consecuencias pueden ser nefastas para tu economía personal.
Ahorrar y tener un fondo de emergencia
La primera regla de todo ahorrado e inversor, es tener una cantidad de dinero guardada denominada fondo de emergencia. Se trata de un pequeño capital que deberás tener disponible para posibles imprevistos.
Todos afrontamos gastos inesperados de vez en cuando, ya que nadie está libre de que se le estropee el coche, un electrodoméstico o, incluso, de perder su empleo.
Cuando se dan estas situaciones, se agradece poder contar con una cantidad de dinero que te sirva para afrontarlas, y evite que tengas que recurrir a soluciones menos rentables como, por ejemplo, pedir un préstamo. Recuerda que, si tu situación financiera es precaria, endeudarse más no suele ser la mejor opción.
Pero, ¿qué cantidad deberías tener ahorrada?
Todos los expertos coinciden en esto: recomiendan ahorrar una cantidad igual a entre 3 y 6 meses de sueldo. Una vez hayas podido apartar ese dinero, el paso más lógico no es dejar de ahorrar, ni mucho menos. Lo siguiente, es seguir apartando parte de tus ingresos y comenzar a destinar parte de esos ahorros a la inversión.
Amortizar préstamos con intereses elevados
Volviendo al tema de las hipotecas, cuando empiezan a incrementarse los temores de recesión, es momento de evaluar las deudas. Especialmente en tiempos como este, en los que los tipos de interés han subido, los préstamos a tipo variable se han encarecido considerablemente.
En un contexto así, muchas familias se enfrentarán próximamente a pagos mucho más elevados. Antes de que se produzcan las revisiones pertinentes, amortizar es una buena idea para evitar que las cuotas se disparen.
Amortizar consiste en adelantar el pago, algo que conviene principalmente cuando los intereses son altos. Por ejemplo, si estás pagando una hipoteca y te encuentras aún en los primeros años, estarás abonando más intereses que deuda, de modo que adelantar parte del dinero es una buena idea.
No obstante, si tu situación es la contraria, y ya estás al final de la vida del préstamo, el encarecimiento de la cuota será mínimo, por lo que quizás sea más lógico no amortizar, o hacerlo para restar años y no cuota.
Sea como fuere, todo lo que adelantes en estos momentos será capital que no tendrás que pagar en los próximos meses con unos intereses disparados.
Incluso, es probable que, si tienes algún préstamo menor y dispones del capital suficiente, quizás te convenga cancelarlo, lo que te permitirá ahorrar una cantidad considerable, teniendo en cuenta que los tipos de interés permanecerán altos, al menos, todo el 2023, según indican los expertos.
Invertir para protegerse de la inflación
Como seguramente sabrás, la inflación consiste en el aumento de los precios, lo que implica, entre otras cosas, que el dinero que tengas parado en el banco pierde valor. Así pues, otra de las maneras de protegerse ante una recesión, es buscar la forma de rentabilizar ese capital.
El fondo de emergencia mencionado, debe mantenerse, ya que siempre hay que contar con líquido disponible para afrontar los imprevistos de los que hablábamos. Es algo así como un “por si acaso”.
Entendido esto, toca buscar la manera de rentabilizar el resto de tu dinero, ese que vas a seguir ahorrando a pesar de haber construido ya tu fondo de emergencia. Pero, ¿cómo?
Invirtiendo.
Invertir es la manera más sensata de conseguir que tu dinero crezca, evitando así que pierdas poder adquisitivo. Muchos asocian inversión a riesgo, algo cierto, ya que este siempre existe. No obstante, los riesgos se pueden minimizar, consiguiendo crear una cartera que nos dé rentabilidad.
Esta, no tiene por qué ser muy alta, pero gracias al interés compuesto tu capital iría creciendo cada vez más.
En momentos de inflación como el actual, una buena idea pueden ser los activos refugio. Se trata de inversiones que generalmente se comportan bien cuando los precios suben. No te darán necesariamente grandes rentabilidades, pero sí es probable que eviten que pierdas.
Algunos de los más destacados son el oro, los inmuebles o las materias primas.
Si tu intención es más a largo plazo, pero no eres un inversor experto, existen otros productos como los fondos de pensiones, de inversión o indexados, a los que se pueden hacer aportaciones periódicas.