El alarmismo climático ya va cansando, y como de costumbre aumenta de intensidad en preparación para la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP19) que tendrá lugar en dos semanas en Madrid y a la que hay que llegar calentitos. Hace un par de semanas le dieron gran bombo y platillo a la noticia de que 11.000 científicos de 153 países declaraban la emergencia climática y anunciaban un sufrimiento indescriptible si no se seguían sus seis recetas.
La forma elegida para este acto de campaña fue un artículo científico publicado en la revista del Instituto Americano de Ciencias Biológicas BioScience. Un artículo que de forma poco habitual para una revista científica no presentaba ningún dato nuevo sino que era más bien un manifiesto de alarma firmado por cinco autores encabezados por William Ripple y Cristopher Wolf, del departamento de ecosistemas forestales y sociedad de la Universidad del Estado de Oregon. El artículo venía acompañado de las firmas de 11.258 científicos de 153 países que lo apoyaban. Que quede claro que al firmar el artículo publicado hacen lícito hablar de ellos y nombrarles. La lista está en el archivo suplementario 1 al que se llega desde el artículo y que no se puede enlazar porque proporciona una clave que expira.
Las firmas
Por lo tanto tenemos un artículo sobre la emergencia climática apoyado por 11.258 científicos que ha pasado la revisión por pares que proporciona la revista propiedad de un Instituto de Ciencia Americano. Excepto que como veremos, poco de ello es cierto. Lo primero que saltó por los aires fue que la lista de científicos incluía al prof. Mickey Mouse, del Instituto Mickey Mouse para los Ciegos de Namibia.
El cachondeo ante la falta de seriedad del control ejercido por los revisores del artículo y por los autores responsables de recopilar las firmas fue generalizado, como manifiesta el dibujante cómico Josh, y llegó a grandes cadenas de televisión como Sky News, y de prensa como Global News.
Y Micky Mouse no se encontraba solo. Iba acompañado del prof. Albus Dumbledore, director de Hogwarts, y de la prof. de Zoología Araminta Aadvark, un curioso apellido para una zoóloga puesto que es el nombre en inglés de uno de los mamíferos más raros, el cerdo hormiguero, que encabeza la lista alfabética en inglés de mamíferos. Ademas la prof. Aadvark está asociada a la imaginaria universidad de Neasden (UK) inventada por la revista satírica Private Eye.
Tras el cachondeo generalizado la revista BioScience bloqueó el acceso a la lista y la limpió de 34 nombres impresentables, reduciendo el número de firmantes a 11.224, aunque como veremos la lista sigue conteniendo multitud de nombres inválidos.
Al examinar la lista lo primero que se detecta es el esfuerzo por incrementar el número de países con científicos firmantes. El 95 % de las firmas proviene de sólo 36 países, y el 5 % restante incluye los otros 117 países. Hay 63 países que todos juntos proporcionan solo el 1% de las firmas, y 33 países tienen un único firmante. Por ejemplo Georgia aporta la firma de un médico de familia de Tbilisi, Guyana la de un coordinador de la Autoridad Central de vivienda y planificación, Moldavia la de un geógrafo, y Chad la de un estudiante. No es lo que uno definiría como científicos.
Por países España obtiene un gran éxito, ya que es el sexto país que más firmas aporta, por detrás tan solo de los EEUU, Francia, Alemania, el Reino Unido y Brasil, y con dos veces y media más firmas que Italia. En parte se explica porque España es el tercer país con más creyentes climáticos de una lista de 28.
Aunque España hace trampa y la doctora Cristina Botías del Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla La Mancha firma dos veces, una con tilde y otra sin. La limpieza de la lista no ha sido suficientemente efectiva para eliminar este duplicado. Algo así provoca la anulación de una mesa electoral.
También llama la atención que China proporciona 19 firmas y Rusia aporta 4, muy por debajo de Ecuador con 47. Uno podría sentirse tentado de pensar que los científicos de China y Rusia no están nada preocupados por el cambio climático sin embargo lo que podemos afirmar es que la recogida de firmas ha estado muy sesgada y con un intento claro de reclutar países de cualquier manera para dar la impresión de que todo el mundo está a bordo de la iniciativa.
Los "expertos" españoles
Como científico yo siento la necesidad de analizar los datos para tener la evidencia que soporte las conclusiones. Y la primera pregunta es quienes son estos científicos expertos que nos avisan de una crisis climática que va a causar un gran sufrimiento. Me perdonaréis que no dedique a este asunto el tiempo que requeriría comprobar los 11.224 nombres, pero sí puedo dedicar unas horas a analizar quienes son los 691 españoles que firman. Y lo primero es decir que todos son quienes dicen ser, lo cual es muy bueno. Además resulta que conozco personalmente a tres de los firmantes, los doctores Esteban Domingo, Acaimo González Reyes, y Jaime Renart. Esteban, Acaimo, Jaime, si me leéis va un saludo muy fuerte. Los tres son excelentes científicos con carreras largas y distinguidas, de lo mejor que España puede ofrecer a la ciencia mundial, y además son grandes personas de los que solo podría decir cosas buenas. Pero son biólogos moleculares, una disciplina que no tiene absolutamente nada que ver con el cambio climático, por lo que no pueden hablar de él como científicos. Su conocimiento es tan de segunda mano como el de cualquiera y no hay forma de certificar que saben de lo que hablan o lo que apoyan cuando firman.
Una cantidad considerable de los que firman no dicen a qué se dedican en la casilla de disciplina, lo que lleva a pensar que es porque consideran que su trabajo no está relacionado con el objetivo de la causa y detrae del apoyo que quieren prestarle. Así que he tenido que buscarles uno por uno. De la lista hay que descontar a 75 estudiantes, 2 técnicos, 1 administrador, y 1 blogger, que no son científicos. El compañero blogger es Emilio de las Heras que como yo tiene un blog de cambio climático y economía, aunque de caracter opuesto al mío. Es decir el 11,4 % no son científicos y no deberían haber firmado por mucho que apoyen la causa.
De los 612 científicos españoles que firman el manifiesto tenemos a 23 (3,8 %) que trabajan en lo que yo englobo como ciencias sociales, desde psicología y derecho hasta divulgación. No pueden ser considerados expertos en cambio climático ni bajo la más generosa de las acepciones. Por ejemplo tenemos al Dr. Daniele Conversi de la Universidad del País Vasco, donde hace investigación en Teoría Político/Social, Democratización Comparativa y Teoría del Nacionalismo. ¿Será una broma, no?
No nos olvidemos del prof. Enrique Cámara de Landa, catedrático de etnomusicología en la Universidad de Valladolid que se dedica a investigar la música de tradición oral y mixta en España, Hispanoamérica, Italia y la India. Aún me estoy rascando la cabeza tratando de encontrar la más ténue conexión entro eso y el clima. ¿Hay ya música étnica sobre el cambio climático? Todo se andará.
Y entre los científicos de disciplinas científicas la cosa tampoco está clara. Hay 15 (2,5 %) de las ciencias de la salud (medicina y farmacia), que seguro que tienen una opinión sobre el clima pero no puede ser considerada una opinión experta. El prof. Francisco Páez de la Cadena, de la Universidad de la Rioja, ingeniero agrónomo, es uno de los mayores expertos mundiales en la historia de los jardines, teniendo incluso su propia página en la Wikipedia en inglés. Estoy seguro que Don Francisco podría contarnos cosas fascinantes de cómo los jardines se han ido adaptando al cambio climático a lo largo de los siglos pero ¿tiene experiencia profesional en las causas y posibles soluciones del cambio climático?
Los que estudian el clima mayoritariamente provienen de las ciencias físicas o matemáticas, puesto que son procesos físicos los que determinan el clima, aunque también hay procesos químicos en la atmósfera y los océanos que son muy relevantes. Así que vamos a desvelar el misterio. ¿Cuantos de los científicos firmantes trabajan en comprender como funciona el clima y qué causa sus cambios? Yo solo soy capaz de identificar a 4 climatólogos (0,7 %) en la lista. Y entonces, ¿quiénes son los demás firmantes? Pues al igual que mis colegas biólogos moleculares, 499 firmantes (81,6 %) pertenecen a las ciencias de la vida (biología y medio ambiente).
¿Por qué esta desproporción? Dentro de las ciencias de la vida están representadas numerosas disciplinas que no tienen ninguna relación con el clima. Microbiología, genética, biología molecular, veterinaria, etc. Es un engaño que estos científicos presten con su firma una credibilidad que no poseen a un artículo del clima. Dentro de las disciplinas biológicas están sobre-representados los firmantes de ecología, y dentro de estos son muy abundantes los firmantes de ecología forestal para lo pequeña que es esta subdisciplina en la ciencia en general. Y ello se debe a que los organizadores de este manifiesto son del departamento de ecosistemas forestales y sociedad de la Universidad del Estado de Oregon. Han fundado una organización denominada Alianza de Científicos del Mundo con el objetivo de hacer activismo climático. Y lógicamente lo que han hecho ha sido repartir el manifiesto entre sus colegas nacionales e internacionales con instrucciones de circularlo y luego han buscado gente de más de un centenar de países que les faltaban dispuesta a firmar. Un examen superficial de la lista completa de 11.224 firmantes muestra que la situación de España es extrapolable y la lista de 11.000 científicos está inundada de biólogos, seguidos de los estudiantes, y tiene una presencia testimonial de climatólogos.
En España se aprecia que el manuscrito fue circulado intensamente en algunos centros de investigación. Destacan la Estación Biológica de Doñana y el Museo Nacional de Ciencias Naturales, así como los centros y departamentos que hacen investigación agro-forestal.
Los científicos ecólogos están en una situación inmejorable para observar los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas. El cambio climático es real, y los seres vivos se adaptan a él. Son los expertos que necesitamos para que nos digan como proteger el medio ambiente de las agresiones que sufre no tanto a manos del cambio climático sino del desarrollo de la civilización humana. Está el ejemplo reciente y sangrante del Mar Menor (ahora Mar Muerto II), con un comité de expertos que no consiguió ponerse de acuerdo antes de la catástrofe en las medidas a tomar, y un informe que a posteriori culpa a las grandes cantidades de materia orgánica y nutrientes procedentes de vertidos que con la DANA sufrieron un importante repunte.
Por lo tanto los ecólogos nos pueden hablar de los efectos del cambio climático, pero nada tienen que decir de sus causas y posibles soluciones. Eso corresponde a unos expertos de distinto tipo.
El manifiesto
¿Y qué es lo que han firmado nuestros biólogos más insignes? El manifiesto tiene dos partes ilustradas por dos figuras donde están todos los datos y comienza con la siguiente frase:
Los científicos tienen una clara obligación moral de advertir a la humanidad de cualquier amenaza catastrófica y "contarlo tal y como es".
Una frase con la que estoy absolutamente de acuerdo pero que constituye una hipocresía en boca de los autores, porque no lo cuentan "tal y como es".
La primera figura muestra el cambio durante los últimos 40 años en algunas actividades humanas, población, fertilidad, ganado, carne (reiterativo), PIB, cubierta forestal, cubierta forestal en Brasil, energía, transporte aéreo, desinversión institucional en combustibles fósiles, emisiones, porcentaje de emisiones cubiertas por tasas al carbono, precio de dichas tasas y subsidios a los combustibles fósiles.
Nada que objetar, pero no hay que olvidar que la cara de la moneda es que vivimos en una época dorada de la humanidad, el mejor momento para estar vivo para el mayor número de personas. Cualquier persona de clase media del mundo vive muchísimo mejor que cualquier emperador de la antigüedad.
A pesar del increíble aumento de la población del planeta en los últimos 200 años, la mayor parte de su población ha abandonado la pobreza extrema, incrementado el número de calorías que consume diariamente, recibe educación básica, sabe leer, vive en democracia y se evitan el 90 % de las muertes infantiles que tenían lugar. Además el número relativo de muertos en conflictos bélicos ha descendido a los niveles más bajos en cien años. El gran progreso de la humanidad en los últimos 200 años ha sido conseguido en buena parte gracias a los combustibles fósiles que han aportado la energía necesaria para abandonar el horrible estado en que se encontraba la humanidad antes de ellos. Cuando no los tengamos los echaremos de menos, y la decisión de abandonarlos, por muy necesaria que sea, no puede dejarse en manos de gente que no tiene ni idea de lo que habla porque pueden provocar la catástrofe inenarrable que dicen querer evitar.
La cruz de la moneda es que tenemos al resto de los seres vivos del planeta acorralados y bajo asedio y es absolutamente imprescindible que nos empeñemos en solucionar ese problema. Pero el cambio climático no tiene mucho que ver con eso. El cambio climático y el aumento de CO2 ayudan a las plantas y de rebote a los animales que viven de ellas. Entre otras cosas los inviernos son más suaves y la estación de crecimiento se alarga, lo que algunos ven como algo muy negativo, pero los seres vivos no.
La manipulación
En su segunda figura el artículo contiene datos climáticos destinados a convencernos de que estamos en una crisis climática: gases de efecto invernadero, temperatura, hielo, cambios de energía, acidez y nivel de los océanos, área quemada en los EEUU y fenómenos extremos. No voy a ponerme a discutir el significado de los datos que presentan para no aburrir, pero sí voy a detenerme en el único dato en el que son expertos los autores del artículo, dado que se refiere a su especialidad, la ecología forestal. Se trata del área quemada en los EEUU, su país.
En la figura de la izquierda (A) están los datos oficiales del área quemada (acres) desde 1926 del National Interagency Fire Center. En 1930 se quemaron 52 millones de acres, en 2018 se quemaron 9 millones. La figura de la derecha (B) es del manifiesto de Ripple et al., 2019 en el que tratan de convencernos de que hay una crisis climática, muestra los mismos datos (hectáreas). Y no solo es engañoso porque arde una quinta parte de lo que ardía en los años 30 y la tendencia de los últimos 90 años es la opuesta (lo que es difícil explicar desde un punto de vista climático). La intención de engañar queda clara cuando se observa que no se han incluído los datos de 1980-82 para poder empezar la tendencia creciente desde antes. No hubo tendencia creciente hasta el 2000. En ciencia este comportamiento se llama selección de datos para apoyar una hipótesis y es inadmisible y suficiente para que un revisor dedicado hubiera tumbado el artículo por intento de engaño. Pero el alarmismo climático tiene pase libre.
Es un escándalo. Una vergüenza. Nos engañan totalmente a sabiendas porque esa es el área en el que son expertos. Me pregunto cuantos de los 11.000 firmantes saben eso y a cuantos no les importaría en absoluto engañar a la gente "por una buena causa". No hay ninguna crisis climática de incendios, no hay ninguna crisis climática de fenómenos atmosféricos extremos. Los científicos son tan fiables como los curas o los políticos porque salen de la misma sociedad. Y los científicos activistas son tan fiables como los curas pedófilos o los políticos corrompibles. Hay montones de científicos engañándonos como estos y muchísimos más que les prestan una legitimidad que no poseen porque no se han molestado en estudiar los datos de un campo científico que no es el suyo.
Hay más incendios porque en EEUU primero los ecologistas convencieron a los políticos de limitar o prohibir la explotación forestal en tierras públicas y luego se ha ido recortando el presupuesto para limpiar los montes, con lo que la cantidad de material combustible se acumula aumentando año a año hasta que se produce un incendio que no hay quien pare. Los que poseen tierras cercanas a parques naturales en EEUU y Australia están aterrados. Se les prohibe hacer quemas preventivas por el riesgo de incendios y se les deja a merced de cualquier incendio que inevitablemente se va a producir tarde o temprano.
En España el tema de los incendios se lleva muy bien y la superficie quemada ha estado descendiendo desde los años 80, y no es un caso único, porque la superficie quemada en el mundo ha descendido un 24 % entre 1998 y 2015.
Mentirosos y manipuladores, nos muestran solo la gráfica de EEUU en la que ha aumentado en las últimas décadas por causas que nada tienen que ver con el clima, cuando casi todas las demás gráficas del manifiesto son globales, porque saben que a nivel mundial el área quemada disminuye.
Tras demostrar que la crisis climática no existe en la especialidad en la que son expertos los autores de Ripple et al., 2019, a pesar de lo cual nos intentan engañar, dejo para otro momento el demostrar que no hay ninguna crisis climática en ninguno de los otros aspectos en los que los autores no son expertos. Ya habéis visto como las gastan los científicos activistas.
La solución
Es hora de pasar a la solución que nos venden para una crisis que no existe. Son seis "sencillos" cambios:
1. Energía
El mundo debe de pasarse masiva y rápidamente a las energías renovables abandonando los combustibles fósiles y los países ricos deben pagar la transición de todos.
2. Polucionantes de corta vida
Hay que reducir rápidamente las emisiones de metano, hollín e hidrofluorocarbonos, lo que de alguna forma piensan que va a incrementar el rendimiento de las cosechas (nunca ha dejado de aumentar).
3. Naturaleza
Debemos proteger y recuperar los ecosistemas reduciendo la pérdida de habitats y biodiversidad.
4. Comida
Debemos hacernos vegetarianos (o casi), al tiempo que reducimos el desperdicio de comida.
5. Economía
Debemos reducir la extracción de materiales, cambiar a una economía libre de CO2 y en vez de incrementar el PIB, reducir la desigualdad.
6. Población
Debemos reducir la velocidad de aumento de la población mediante las medidas de planificación familiar, la igualdad de género y la educación femenina.
Partimos de la base de que no saben de lo que hablan excepto en el tercer punto. Para el resto es simple opinión tan válida como la de cualquier otro.
El implementar la primera rápidamente es imposible. Nos hemos dejado una fortuna en renovables y nuestra dependencia de los combustibles fósiles en términos absolutos ha aumentado. Se consume más petróleo, carbón y gas que nunca. Y si no fuimos capaces de hacerlo cuando éramos más ricos, antes del 2008, menos ahora que somos más pobres. Prueba a ponerle a la gente más impuestos a la gasolina como hizo Macron y además diles que va a ser para pagarle la transición energética a Marruecos.
La segunda es muy razonable. El problema es que los países desarrollados son los que más cuidan la polución de sus industrias y más normativas medioambientales tienen, mientras que los países en desarrollo pasan del tema porque así son más competitivos y se nos comen económicamente. De China, la India y Rusia han salido 91 de las 11.224 firmas, un 0,8 %. ¿Cuanto contaminan los tres juntos? Que los autores dejen la ciencia a la que maltratan y lleven su activismo a esos países.
La tercera la apoya cualquier persona sensata. Si el manifiesto fuera de proteger el medio ambiente yo lo firmaría encantado, pero de nuevo, eso no tiene nada que ver con el clima ni lucha contra ninguna supuesta emergencia climática.
La cuarta se mete en la vida personal y va contra nuestra esencia omnívora como especie. El que quiera hacerse vegetariano que se haga, yo fui vegano durante un tiempo, pero no hay por qué obligar a los demás con engaños.
La quinta es muy probable que resultara en una sociedad en la que la gran mayoría seríamos más iguales pero por abajo, al estilo soviético. Nuestra economía se pone muy malita cuando no crece, y las recetas para el decrecimiento suenan como una quimio que podría matar al paciente. Estos biólogos están totalmente fuera de la realidad con su propuesta.
Y la sexta, buena suerte. Los países con planificación familiar disponible para todos, que intentan la igualdad de género y educan a sus niñas son los que no crecen. Y los que crecen rechazan todo eso. Parece que estemos siguiendo una estrategia anti-darwinista, un término que seguro que entienden los autores.
Así de banal y falsa queda la emergéncia climática declarada por más de 11.000 científicos de 153 países. Y el problema es que con el alarmismo climático pasa lo mismo en todo. En cuanto te pones a rascar y analizas los datos no queda nada. Es todo engaño y fantasía. Pero el engaño de la crisis climática ya no hay quien lo pare. Hace ya tiempo que pasó el punto en que se convirtió en "too big to fail".