El final de la partida está lleno de acontecimientos que presagian nuestro incierto futuro, que como en otros periodos de la historia igualmente críticos no son interpretados correctamente por las personas que los viven. Tan solo refuerzan la sensación de que las cosas no marchan bien y generan en la gente actitudes y respuestas que favorecen el enfrentamiento, la disgregación y la pérdida de confianza en el sistema, que anteceden al colapso. Repasemos las protestas sociales que están teniendo lugar por todo el mundo, de París a Hong-Kong, Quito, Beirut, Barcelona, La Paz, Bagdad, o Santiago.
El inicio tiene lugar en Noviembre de 2018 en Francia con el movimiento de los gilets jaunes (chalecos amarillos). El detonante fue el incremento en el impuesto de combustibles de 7,6 céntimos para el diesel y de 3,9 céntimos para la gasolina para desanimar su uso dentro de la lucha contra el cambio climático, con incrementos similares planeados para 2019. Las protestas inicialmente pacíficas pronto escalaron en violencia llegando a causar hasta el momento 11 muertos, 4.000 heridos y graves pérdidas económicas. Aunque el gobierno anunció que no implementaría la subida de 2019 y un paquete de medidas económicas para ayudar a los desfavorecidos las protestas no cesaron, aunque han perdido intensidad.
Las protestas de Hong-Kong tienen un precedente en la revolución de los paraguas de 2014 y se inician en Marzo de 2019, estallando a gran escala en el mes de Junio. Tienen como detonante la introducción de una ley de extradición que permitiría entregar a personas requeridas por la ley en China. Aunque la ley fue suspendida en Junio y retirada en Septiembre las protestas han continuado y los manifestantes reclaman cambios democráticos y una investigación de la policía. Las protestas han causado diez muertes por suicidio y más de 2000 heridos, así como graves pérdidas económicas.
Las protestas que han venido teniendo lugar en Irak contra la falta de trabajo, la situación económica y la corrupción desde Julio de 2018, estallaron con particular virulencia el 1 de Octubre de 2019 en Bagdad y otras ciudades. Pronto se convirtieron en las peores protestas que ha vivido el país en décadas, con más de 150 muertos y más de 7.000 heridos. Hay informes de francotiradores de las milicias que disparaban tanto contra los manifestantes como contra la policía, aumentando las bajas.
El 3 de Octubre estallaban las protestas en Ecuador. El detonante fue un paquete de medidas de austeridad que incluía el fin de los subsidios a los combustibles. Las protestas fueron tan violentas que el gobierno tuvo que abandonar la capital, y resultaron en 8 muertos y más de 1.300 heridos. Aunque el gobierno se tuvo que echar atrás y reinstaurar el subsidio, hay llamamientos a que las protestas continúen.
El 14 de Octubre se iniciaban las protestas en Barcelona. El detonante fue la sentencia del tribunal supremo condenando a los líderes independentistas por los sucesos de Septiembre-Octubre de 2017 que desembocaron en un referendum ilegal y la posterior declaración de independencia. Las protestas violentas resultaron en más de 800 heridos y daños por varios millones de euros. Los manifestantes exigían la anulación de la sentencia, algo que está fuera del alcance del gobierno, así como la independencia e instauración de una república catalana.
También el 14 de Octubre comenzaron los incidentes violentos entre estudiantes y policías en Santiago de Chile. El detonante fue una subida de la tarifa del metro. El número de muertos ha alcanzado ya 18, y más de 2.500 heridos. Aunque el gobierno anuló la subida de tarifa los manifestantes exigen reformas en educación, salud y pensiones, así como la dimisión del presidente y una nueva constitución.
El 17 de Octubre se iniciaba en Beirut una protesta a la que se ha denominado la revolución Whatsapp. El detonante fueron los planes de introducir nuevos impuestos en la gasolina, el tabaco y las llamadas de voz a través de internet. Aunque el gobierno detuvo la introducción de los impuestos y anunció una serie de medidas económicas, los manifestantes exigen su dimisión. Las protestas han causado cuatro muertos y cientos de heridos.
El 21 de Octubre comenzaban las protestas en Bolivia por acusaciones de fraude electoral. Aunque las protestas se volvieron violentas, llegando a quemar un edificio del consejo electoral, el número de heridos es bajo.
Nos encontramos ante una oleada de protestas sociales que, aunque cada una tiene sus propias particularidades, manifiestan un descontento generalizado cuyas raíces son comunes en gran parte del mundo. En muchos casos las protestas están protagonizadas por jóvenes que han crecido en lo que las generaciones anteriores consideran condiciones privilegiadas. También a menudo las protestas son desproporcionadas con respecto a los detonantes por lo que pillan por sorpresa a los gobiernos, que observan preocupados que revertir las medidas que originaron las protestas no tiene el mínimo efecto para desactivarlas.
Esta oleada también tiene paralelismos con la Primavera Árabe, que fue profundamente incomprendida por medios y analistas, como ya comentara en el blog. La Primavera Árabe tuvo causas económicas como suele suceder. La principal fue el alto precio del petróleo, que disparó los precios de todos los productos básicos que requieren de transporte, como la comida. El alza afectó en mayor medida a los habitantes de países sin desarrollar que emplean una mayor parte de sus ingresos en la comida y el transporte por lo que se sintieron fuertemente empobrecidos, y aquellos que vivían bajo regímenes totalitarios se revolvieron contra sus gobiernos, lo que fue aprovechado por otros países para desestabilizarles, proliferando las revoluciones, guerras civiles e intervenciones extranjeras. Nada que ver con el cuento chino del ansia de democracia. En muchos de esos países en cuanto se les deja votar libremente instalan regímenes teocráticos fundamentalistas que acaban con las libertades y tan contentos que están con ellos.
La raíz de las protestas actuales es económica y demográfica. Por un lado la resolución falsa que se le dio a la Gran Crisis Financiera de 2008 mediante el expeditivo medio de inyectar cantidades absolutamente brutales de dinero en el sistema bancario, impulsando al alza los activos financieros y creando un efecto cascada de inversiones masivas en cualquier activo que ofreciera un mínimo de rentabilidad y sin preocupación por el riesgo, porque se cuenta con la garantía de los bancos centrales. Yo creo que la mayoría de la gente no es consciente de la cantidad de dinero que se ha creado porque cuando subimos de los millones las cifras dejan de decirnos lo que significan. Por eso Demonocracy hizo un infograma en 2012 para que nos hiciéramos una idea.
Mientras que las clases media y trabajadora al no poseer activos financieros no se han beneficiado de la generosidad de los bancos centrales, la clase alta se ha enriquecido, y los super-ricos y aquellos que están situados junto a la salida de semejante cuerno de la abundancia, directivos de bancos, bancos de inversión, instituciones financieras, gestores de fondos, directivos de grandes compañías cotizadas se han hecho super-mega-ricos. Lo cual por supuesto dispara la desigualdad. Y ya es malo que la desigualdad aumente porque somos muy envidiosos aunque a los de abajo y en medio nos vaya igual, pero es que en este caso los de abajo y en medio estamos empeorando. Y claro empeorar mientras los de arriba se hacen mucho más ricos no mola. Y no es cierto que nos estén quitando nuestro dinero, como se dice, sino que ellos se benefician de las políticas de los bancos centrales y nosotros no. Y lo que pasa es que el coste de la energía está aumentando y ello hace que el precio de las cosas básicas de las que no podemos prescindir suba por encima de los salarios, que en muchos casos están clavados o bajan, porque la productividad de las empresas no está subiendo, y la pequeña y mediana empresa, que crean el grueso del empleo tampoco se benefician de la generosidad de los banqueros centrales. Por ello la mayoría de la gente detecta correctamente que desde la crisis su situación ha empeorado. Podríamos añadir a las protestas la de los jubilados que demandan que sus pensiones suban con el IPC.
No solo ha subido la electricidad, también han subido sus impuestos. Eso sí, nos siguen prometiendo que las renovables van a abaratar la electricidad.
El empeoramiento económico de la clases media y trabajadora junto con el aumento de la desigualdad es el combustible sobre el que arden las protestas. Los ciudadanos buscan un culpable, normalmente el gobierno (central) y se manifiestan contra él exigiendo no un cambio de medidas, sino un cambio radical, que en ocasiones implica un cambio de gobierno o incluso de país. Es además terreno abonado para populismos de todo tipo, pues la gente en tiempos de tribulación quiere un mesías.
Pero hay un factor de fondo adicional que explica la radicalidad violenta de los jóvenes anti-sistema, cuyo número parece ir en aumento. Y si el problema de la desigualdad y el empobrecimiento tiene difícil solución, este otro sencillamente no la tiene. Se trata de la conjunción de la deuda y la demografía, dos factores que han figurado prominentemente en la primera etapa de este blog por su gran importancia.
La deuda
En el caso de la deuda está el "problemilla" de que allá por los años 80, en vista de que la economía ya no era capaz de crecer como antaño y eso estaba creando serios problemas, se decidió de manera colegiada que la solución era endeudarse, lo que equivale a traer prosperidad del futuro al presente. La solución fue aparentemente mágica en cuanto se eliminaron las restricciones al endeudamiento. Desde mediados de los 80 hasta finales de los 90 el crecimiento fue robusto y gran parte del mundo fue feliz. Luego llegaron los estallidos de las burbujas a amargar la fiesta. Cuando empresas y ciudadanos no pudieron endeudarse más estalló todo y fueron los gobiernos los que tuvieron que endeudarse masivamente para evitar que la economía se detuviera. Y en esas seguimos, endeudándonos un poco más cada día. Supongo que nadie piensa que esa deuda se vaya a pagar, por la sencilla razón de que el crecimiento económico sigue reduciendose a pesar de todo, y para impulsar el PIB global 1€ nos tenemos que endeudar en 3€. El pagar la deuda ni se plantea, pero consecuencias ya lo creo que las habrá.
La demografía
Por el otro lado tenemos la demografía. ¿Por qué todo el mundo ignora la demografía? En la próxima década de acuerdo a la previsión del escenario intermedio de población de la ONU, la población mundial va a envejecer de manera considerable en todas las zonas económicamente relevantes. Estas son las previsiones para la década 2020-2030 analizadas en el blog Econimica:
Europa Occidental:
En edad de trabajar: -13 millones
Mayores de 65: +19 millones
Europa Oriental:
En edad de trabajar: -16 millones
Mayores de 65: +9 millones
Asia Oriental:
En edad de trabajar: -80 millones
Mayores de 65: +125 millones
Norteamérica + Australia + NZ:
En edad de trabajar: +4 millones
Mayores de 65: +20 millones
Sudamérica:
En edad de trabajar: +19 millones
Mayores de 65: +18 millones
Resto del Mundo (poca importancia económica):
En edad de trabajar: +402 millones
Mayores de 65: +94 millones
Total en las regiones económicamente importantes:
En edad de trabajar: -86 millones
Mayores de 65: +191 millones
El número de emigrantes globales por década es de aproximadamente 30 millones y solo una parte se dirige a las regiones económicamente importantes.
Para que nos quedemos en la precaria situación de pensiones en la que estamos hacen falta 3 nuevos trabajadores por cada nuevo pensionista y lo que vamos a tener es que por cada dos pensionistas que se incorporen vamos a perder un trabajador. Seguro que la solución es que la constitución obligue a que las pensiones se revaloricen con el IPC.
A lo que hay que añadir el efecto tan negativo que el cambio demográfico tiene sobre la economía. Las personas mayores gastan poco, invierten poco y consumen poco, pero demandan mucho gasto social en salud y cuidados. Una economía necesita incremento de consumidores para crecer, lo que se llama el dividendo demográfico, porque los jóvenes necesitan de todo, casa, muebles, aparatos, coche, educación para sus hijos y son los que más gastan y se endeudan y requieren poco gasto social. La economía global ha ido creciendo impulsada en parte por el dividendo demográfico. Ahora que la economía apenas crece y solo a base de deuda, el dividendo se transforma en una carga demográfica que la va a terminar de hundir como una marea que sube lenta e inexorablemente. Eso no hay quien lo evite. La economía irá dejando de funcionar sí o sí, no importa lo mucho que la dopen con dinero.
Y los jóvenes son conscientes del papel que se les ha asignado en este drama. Tienen que pagar la deuda que no disfrutaron y como no pueden, sufrirán las consecuencias. También tienen que pagar las pensiones de las hordas de viejos que les han dejado un mundo en el que tienen un futuro muy negro con una economía en decrecimiento y pobreza energética. Lo saben porque no paramos de hablar de la deuda y de la insostenibilidad del sistema de pensiones cuando ellos ni siquiera encuentran trabajo. Yo creo que no se lo deberíamos haber dicho porque eso es lo que hace que cada vez más se cisquen en el sistema y cojan las antorchas para quemarlo todo. Y el drama vendrá el día en que en vez de ir contra el gobierno vengan contra nosotros y nos saquen de las residencias para colgarnos de las farolas.
Vivimos tiempos interesantes.