Como ya sabrás, son muchos los riesgos a los que ahora mismo nos enfrentamos: múltiples crisis en China, desde inmobiliarias a tecnológicas; escasez de materias primas, de microchips y hasta de tablas para el Ikea; encarecimiento de la energía, petróleo, gas, electricidad; riesgo de inflación, endeudamiento histórico, bolsas sobrevaloradas, volcanes...
¿Asustado? pues igual es que lees demasiada prensa... 😉
¿Asustado? pues igual es que lees demasiada prensa... 😉
Por si lo has olvidado, hemos pasado por guerras mundiales, hemos estado al borde de la destrucción global nuclear durante la guerra fría, hemos vivido burbujas donde se pagaban barbaridades por empresas dedicadas a quemar pasta como si no hubiera mañana, vimos el colapso del sistema financiero mundial tras Lehman, la Unión Europea estuvo por dos veces al borde de la ruptura, primero con el default griego y después con el brexit, y acabamos de pasar una pandemia mundial que paralizó los desplazamientos, las actividades económicas y todo. Comparado con eso, lo de ahora me recuerda a la princesa y el guisante...
Porque no sólo hemos sobrevivido a todo eso, sino que además hemos prosperado. Las bolsas han seguido subiendo, unas más que otras (no es lo mismo tener a Apple y Amazon que tener a Telefónica y Santander), la esperanza de vida ha seguido subiendo, la edad de jubilación también subiendo y lo que le queda (no todo iba a ser bueno), la tecnología nos permite acceder a toda la información como nunca antes, las empresas (y sus accionistas) ganan más dinero que nunca, y para la próxima pandemia estaremos mucho mejor preparados.
Los optimistas estamos ganando por goleada. Como siempre.
Y entonces, ¿por qué los medios insisten tanto con los riesgos? ¿por qué nadie dice que esto no es nada comparado con la crisis de Cuba, con Chernobyl, con Lehman o con el covid? Pues por un simple motivo: Audiencia. El miedo vende. Y los medios, igual que las redes sociales, son negocios que no están para informar sino para ganar audiencia. Es un tema biológico, nuestro cerebro está hecho para responder al peligro mucho más fuerte que a otras cosas (los que no respondían fuerte al peligro no llegaban a propagar sus genes... eran otros tiempos), y los medios lo saben y lo explotan en beneficio propio. Y además, por algún motivo que desconozco, es que el discurso pesimista te hace parecer más inteligente... incluso algunos pesimistas acérrimos se llaman a sí mismos "smart", jajaja! Así que el discurso pesimista siempre está bien representado, por más que los hechos les estén dando la espalda desde que salimos de la Edad Media.
Pero si tú no eres periodista o influencer, sino inversor, el discurso pesimista no te conviene. Los pesimistas se han perdido unas oportunidades increíbles, en el mejor de los casos, o están perdiendo hasta la camisa (ellos, o sus clientes), en el peor de los casos. Y a los únicos que les está yendo bien de momento, los que se refugian del fin del mundo en el bitcoin, se encontrarán cualquier día con que sus ahorros han pasado a ser ahorros virtuales.
¡Ojo, tampoco hay que pasarse de optimista y convertirse en temerario! Las subidas no son en línea recta, los baches existen, así que no te apalanques y déjate un colchón de ahorros para por si acaso. Pero por lo demás... cuantos más pesimistas oigas, mejor momento para invertir va a ser. Deja el pesimismo para los vendeburras, y ten claro que dentro de 10 años estaremos mejor que hoy.