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Contando Cuentos también se Aprende: Teoría y Práctica

Adquirir experiencia sólo con la teoría, es como intentar quitarse el hambre leyendo el menú. Pero sin leer el menú no sabremos qué nos estamos metiendo a la boca.

 

 

Como bien dice el dicho: “en la Teoría, la práctica y la teoría son iguales, pero en la Práctica no lo son”. Con este espíritu es que he ido recopilando algunas historias y cuentos divertidos relacionados con esta eterna problemática.

 

Tal y como ya he repetido en los demás posts de esta serie, No creo que existan interpretaciones erróneas de lo aquí expuesto, así que cada quien podrá sacar sus propias conclusiones aplicadas a la vida, a las finanzas, a las relaciones, a experiencias personales o a lo que deseéis. No obstante yo compartiré mis reflexiones subjetivas sobre cada una, las cuales podrán o no podrán coincidir con las vuestras y hasta podrían parecer contradictorias y estúpidas.

 

 

 

El erudito y el barquero

 

El Mulá Nasreddin había conseguido un trabajo de barquero transportando personas de un lado del río al otro. Un día le tocó llevar a un erudito y una vez en el río, éste le preguntó:

 

-¿Sabe usted cuál es la raíz cuadrada de 9?

-No tengo idea- contestó Nasreddin.

 

-¿Sabe usted deletrear la palabra murciélago?- preguntó el erudito.

-No lo sé- respondió Nasreddin.

 

-¿No estudió usted nada en la escuela o nunca ha cogido un libro?

-No- dijo Nasreddin.

-Permítame decirle que ha perdido usted la mitad de su vida- contestó el erudito con desdén.

 

Por un breve momento ninguno habló, hasta que Nasreddin comenzó a ver que el agua se estaba metiendo al bote y entonces le preguntó al erudito:

 

-¿Sabe usted nadar?-

-¡No!- respondió el erudito.

A lo que Nasreddin contestó: -Permítame decirle que está a punto de perder la vida entera porque nos estamos hundiendo-

 

Moraleja:

Es imposible aprender a nadar leyendo un libro. Tampoco podemos conocer el amor leyendo poesía ni saber de qué va la vida si nunca tomamos el riesgo de vivirla.

Definitivamente debe existir un equilibro entre la teoría y la práctica; entre hacer teoría y practicarla; y entre aprender a través de la teoría y también a través de la práctica. No hay regla general ni aplicable a todos. Algunas cosas y actividades requerirán más de una que de otra, y a algunas personas se les facilitará más una que la otra.

Habrá cosas que son mejor aprenderlas primero por la teoría y después por la práctica, o viceversa o al mismo tiempo en sintonía o que no funcionan la una sin la otra. Incluso pueden existir cosas que son mejor dejarlas en un solo ámbito. Sólo hay que aprender a distinguir.

 

Fuente: Las historias de Nasreddin abundan por red, sólo hace falta googlear su nombre para encontrar muchas y reír y reflexionar un buen rato. Sin ser irrespetuoso y sonando ignorante, podría decir que Nasreddin es el equivalente árabe de Esopo y muy recomendable para críos, jóvenes y no tan jóvenes.

 

 

 

Newton y el Cálculo

 

El Cálculo brindó a los científicos la forma para expresar las leyes que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestiales ―y eventualmente, las leyes que señalarían a los científicos cómo esas lunas y estrellas se habían formado. El Cálculo era el lenguaje mismo de la naturaleza, pero su tejido estaba lleno de ceros e infinitos que amenazaban con destruir la nueva herramienta.

 

En el siglo XVII Newton desarrolló un método para resolver el problema de calcular la pendiente de una tangente sin el Sistema de Aproximación que había dado tantos dolores de cabeza a matemáticos anteriores debido a que mientras mejor era la aproximación, entonces el resultado se parecía más a 0 dividido por 0, lo cual no tenía sentido para ellos.

 

Newton podía encontrar la tangente de cualquier curva suave en cualquiera de sus puntos. Este proceso es la primera mitad del Cálculo y se conoce como diferenciación. Sin embrago, su método no se parece mucho al que usamos hoy en día[1] y además utilizaba algunos trucos de “desaparición mágica” que  preocupaban e incomodaban a algunos.

 

Para no aburrir, me saltaré la explicación técnica ya que lo importante es saber que el método de Newton sí funcionaba en la Práctica a pesar de que utilizaba algunas operaciones consideradas “ilegales” por la Teoría matemática imperante. Su método resolvía el problema de la tangente y el problema del área bajo la curva, también conocido como Integración y que es la segunda mitad del Cálculo.

 

Newton tuvo que romper algunas reglas importantes de la teoría matemática reinante, pero aun así, el Cálculo era tan poderoso que ningún matemático de la época lo podía rechazar. Ellos sabían que en la Teoría, el Cálculo tenía huecos y fallas importantes ―debido a las matemáticas aún desconocidas del cero e infinito―, pero debido a que en la Práctica funcionaba muy bien, entonces lo aceptaron y aprovecharon rápidamente.

 

Tuvieron que pasar alrededor de 30 a 50 años para que fueran inventadas las herramientas necesarias[2] que enfrentarían y explicarían la naturaleza del 0÷0. Pero mientras tanto, la Práctica y la evidencia empírica de que el Cálculo funcionaba iban muy por delante de la Teoría.

 

Moraleja:

A veces la Práctica va por delante de la Teoría. A veces es ella la que nos da los avances y brinda luz sin saber bien el cómo o el porqué. A veces la Teoría quedará rezagada y debe tratar de alcanzar a la Práctica.

Pero todo tiene dos o más aristas. La práctica no llegó solita. Parafraseando a Newton, tuvo que pararse en los hombros de gigantes, ie, se apoyó en teorías incompletas anteriores y abrió un nuevo camino para que se inventara una nueva teoría.

Es necesario que la Teoría y la Práctica jueguen este juego de divergencias y convergencias, de tira y afloja. Ese péndulo es una de las mejores formas para encontrar errores en cualquiera de las dos, para mejorarlas, evaluarlas y ampliar los horizontes y aplicaciones de cada una.

 

Fuente: Esta historia es una síntesis rápida que he hecho de un capítulo del genial libro: Cero: Biografía de una idea peligrosa. Yo leí el libro en inglés, pero también está en castellano. Para los amantes de la historia de la ciencia y para los curiosos es una gran sugerencia.[3]

 

 

 

Doctores Vs Algoritmos

 

A finales de los 60s el Oregon Research Institute realizó una serie de estudios para analizar las decisiones que los radiólogos tomaban a la hora de examinar Rayos-X del estómago de un paciente para determinar si tenía cáncer o no.

 

Los doctores dijeron que había 7 síntomas que debían buscar, e.g.: el tamaño de la úlcera, la forma de sus bordes, la profundidad, etc. Por lo tanto había muchas posibles combinaciones que se podían encontrar y los doctores debían lidiar con todas ellas. Por ejemplo, el tamaño de la úlcera podía significar una cosa si su borde era suave, o podía significar algo totalmente diferente si su borde era áspero.

 

Los investigadores del Instituto Oregon crearon un algoritmo muy simple a partir de la Teoría de las 7 señales que los doctores habían mencionado. Cada una con igual ponderación. Después les pidieron a los doctores que analizaran la probabilidad de cáncer de 96 diferentes pacientes con úlceras y los calificaran en una escala de siete puntos, desde “definitivamente maligna” hasta “definitivamente benigna”.

 

Sin el conocimiento de los doctores, los psicólogos les mostraron de forma aleatoria dos veces la misma úlcera mezclada con el resto. De esta forma los radiólogos no notarían que les estaban pidiendo diagnosticar la misma úlcera dos veces.

 

La intención original de los psicólogos de Oregon no era desacreditar la opinión de los doctores, sino ver si podían crear un algoritmo que replicara el proceso de decisión de ellos. Pero cuál fue su sorpresa al ver que el algoritmo obtuvo mejores resultados diagnosticando que los doctores. No había consenso entre los radiólogos, y todavía más preocupante, ellos mismos se contradecían y dieron diferentes diagnósticos cuando se les mostró el duplicado. Aparentemente no podían estar de acuerdo ni con ellos mismos.

 

Los investigadores de Oregan repitieron el experimento con psicólogos y psiquiatras. Los resultados fueron los mismos: el algoritmo lo hizo mejor, a pesar de que fue creado siguiendo la Teoría e información  que los mismos doctores habían sugerido.

 

Si uno quería saber si tenía cáncer o no debido a una úlcera, entonces era mejor usar el algoritmo que los radiólogos habían ayudado a crear en lugar de pedir su opinión. El algoritmo no sólo había superado el desempeño de los doctores, también superó el desempeño del mejor doctor.

 

Los doctores tenían una teoría de cómo diagnosticar una úlcera y esa teoría era buena. El algoritmo capturó dicha Teoría y en la Práctica tuvo excelentes resultados. El problema no era la Teoría, sino la puesta en práctica por los doctores. Es decir, los doctores no eran capaces de seguir sus propias recomendaciones en la Práctica, y por lo tanto el algoritmo o modelo tuvo mejor desempeño.

 

 

Moraleja:

A veces la Teoría está bien y es correcta, pero la echamos a perder en la Práctica debido a que somos humanos y por lo tanto (i)presas de un sinnúmero de sesgos cognitivos; (ii)no nacimos para pensar en probabilidades y sus distribuciones; (iii) nuestra mente no es capaz de analizar y sopesar racionalmente demasiados datos, alternativas o variables al mismo tiempo.

En Teoría todos somos buenos inversores/especuladores y sabemos cuándo hay que comprar y cuándo hay que vender o qué hay que comprar y qué debemos evitar. El problema es que en la Práctica la historia es muy diferente.

A veces, la Teoría si no es aplicada por el humano resulta en una mejor Práctica. En la historia anterior la teoría había quedado obsoleta y la práctica estaba adelantada y era lo actual. Esta historia nos muestra que la teoría creada por el humano es buena y de hecho supera a la práctica humana cuando es aplicada con el rigor y replicabilidad de la misma teoría.

A parte de lo anterior, creo que esta historia también nos enseña que debe existir un sincretismo entre la tecnología, los robots, modelos de big data y el humano generador de ideas, teorías y locura.

 

Fuente:

Esta historia es una síntesis que he hecho basándome en el capítulo 6 del libro: The Undoing Project: A Friendship That Changed Our Minds de Michael Lewis. El libro es una especie de biografía de Kahneman y Tversky, su amistad, avances académicos y la historia del estudio de cómo tomamos decisiones.

 

 

Pues parce que me he extendido demasiado y aunque tengo más historias guardadas las dejaré para otra ocasión.

We read a lot.  I don’t know anyone who’s wise who doesn’t read a lot.  But that’s not enough: You have to have a temperament to grab ideas and do sensible things.  Most people don’t grab the right ideas or don’t know what to do with them., Saint Charlie Munger

 

 

 

 

 

NOTAS:

Fuente de imagen: http://existentialcomics.com/

[1]Lo que la mayoría usamos hoy es la notación de Leibniz porque es más fácil y un poco mejor que la de Newton.

[2] La Regla de L´Hôpital y el Teorema Central del Límite.

[3]Y precisamente para los curiosos cuelgo este extracto del mismo libro y mismo capítulo y que es bastante interesante: “In those days calculus was very different from other realms of mathematics. Every theorem in geometry had been rigorously proved; by taking a few rules from Euclid and proceeding, very carefully, step by step, a mathematician could show how a triangle’s angles sum to 180 degrees, or any other geometric fact. On the other hand, calculus was based on faith. Nobody could explain how those infinitesimals disappeared when squared; they just accepted the fact because making them vanish at the right time gave the correct answer. Nobody worried about dividing by zero when conveniently ignoring the rules of mathematics explained everything from the fall of an apple to the orbits of the planets in the sky. Though it gave the right answer, using calculus was as much an act of faith as declaring a belief in God”. (Zero: The Biography of a Dangerous de Charles Seife)

 

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  1. Nuevo
    #2
    ahorrainvierte
    02/02/17 19:23

    Gaspar el día que tenga dinero te contrato para escribir en mi web.
    Tengo una curiosidad que preguntarte, como seguidor de Meb Faber como tú que soy, ¿qué opinas de su recomendación de hace unas semanas de invertir en mineras de uranio? Su argumento era que llevan años en caída libre. Tengo una orden piesta para un ETF pero creo que ya se me ha escapado de precio hacia arriba...
    Y ya abusando, ¿algún día compartirás tu cartera completa? :)
    Gracias saludos y keep up the good work

  2. #1
    31/01/17 17:09

    Muy bueno Gaspar,

    También va perfecto que metas a Newton, perdió mucho dinero en la burbuja de los tulipanes, así dijo:

    ”Puedo calcular la trayectoria de los cuerpos celestes en centímetros y segundos, pero soy incapaz por completo de predecir la locura de una cotización en bolsa”.

    Saludos