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El ritmo del concurso puede destruir a Pescanova

 
Cuando se entra en concurso de acreedores la maquinaria legal empieza a trabajar y el ritmo de la empresa cambia, al igual que su timing operativo. Lo importante en el concurso es garantizar un buen uso de los recursos disponibles para resarcir en primer lugar a la masa acreedora y después a sus accionistas, bien con un plan de viabilidad apoyado por éstos o por una liquidación ordenada que minore sus pérdidas.

 

Una vez nombrados los administradores concursales, se inicia el aterrizaje para esclarecer la situación. Esto lleva tiempo y una empresa como Pescanova no sabemos si se lo podrá permitir, y mas sin haber aclarado sus estados financieros del cierre de ejercicio de 2012, lo que daría cierta luz sobre la viabilidad de la empresa. Aquí parece que, la anterior dirección, en lugar de dar luz a sus negocios prefiere la oscuridad, y esto no lleva más que a un camino. La marca Pescanova, el valor inmaterial de su marca, está en riesgo y mucho me temo que durante el devenir del concurso su valor en el mercado llegue a su mínimo e incluso cero. Si los productos de Pescanova dejan de llegar a los puntos de venta con fluidez, la marca desaparecerá de los lineales de congelados y la marca perderá su valor.
 
Sin un informe de situación y sin aclarar sus deudas quién estará dispuesto a poner dinero para seguir manteniendo la empresa, los empleos, las piscifactorías,... Aquí parece que desde la antigua dirección se apuesta al rescate público y sobre todo cuando desde el ámbito político se juega a la demagogia expresando que Pescanova es una empresa sistémica, cuando sistémicas son todas las empresas en su microcosmos de relaciones. Pero si cae Pescanova no caerá el sector de los productos ultracongelados, ni el sector pesquero, ni a todos sus acreedores los llevará a la ruina y éstos a su vez a otros. Pescanova no es el sistema financiero, ni es un banco del sistema con una cuota del 30% del mercado, no nos equivoquemos.
 
El problema de Pescanova podría verse agravado desde el propio sector de la comercialización que lo sustenta, desde la distribución organizada alimentaria. Si hay escasez de producto, si empiezan a bajar los envíos, si empiezan a surgir problemas con algunas referencias, el distribuidor va a reaccionar, pues en muchos casos algunas referencias eran para éstos únicas en la categoría y el distribuidor tiene que dar alternativas al cliente finalista.
 
Por otro lado, si la distribución organizada no tiene seguridad sobre la continuidad de la empresa empezará a liquidar las plantillas comerciales con los saldos pendientes de cobro y esto reducirá la capacidad de ingresos a corto plazo de Pescanova agravando su situación. Las consignas desde la dirección financiera de las distribuidoras es clara, no querrán formar parte de la masa acreedora, si acaso de la deudora, nunca de la acreedora.
 
Y por último, la dirección comercial de Pescanova ¿puede adquirir compromisos con los grandes distribuidores y firmar las plantillas comerciales anuales?. Me temo que no, pues desconoce hacia dónde puede llegar el mal de la suspensión de pagos y su traslado a los mercados, a otras empresas vinculadas y sus suministros en origen. Cuanto más se demore el esclarecimiento sobre la viabilidad de la empresa, peor será para sus acreedores, accionistas y trabajadores.
 
Así que me temo que por muy buenos que sean los Administradores judiciales en su campo de trabajo, de auditoría y de control, no tienen ni idea del funcionamiento del sector donde se desenvuelve la empresa. Lo más probable es que cuando pasen tres meses y ya se tenga un informe de la situación el producto apenas esté en el mercado, y entonces ¿cuánto valdrá la marca Pescanova?
 
Hace poco tiempo tuvimos una experiencia parecida con Dhul. ¿Cuándo vale recuperar una marca hoy en el sector de la distribución cuando las marcas de distribuidor copan el mercado, o sus competidores al acecho están deseosos de aumentar sus dominios? La mente es frágil y los consumidores cuando no encuentran un producto optan por otro similar, a los que en muchos casos se fidelizan, siendo tremendamente difícil el retorno a los antiguos productos si es que estos en algún momento vuelven al mercado.
 
Para salvar el valor de la marca hay que actuar con rapidez. Si se vende la marca, se podría ayudar con esos fondos a salir del atolladero al sector productivo de la empresa (captura y acuicultura). Si se propone una joint venture temporal para mantener la marca en el mercado, con alguien que le aporte financiación a cambio de la comercialización, habría que tener una visión de largo plazo para una vez saneada la empresa propiciar una integración, por ej. Maheso, Findus, La Cocinera,.... Ambas pueden ser una forma de salvar la empresa o al menos no perder el valor inmaterial de la marca.
 
Esperemos no obstante que los administradores concursales, además de visión económica y de control, tengan visión comercial y sepan defender el valor inmaterial de las marcas de Pescanova.
 
El Juez había ya ha suspendido de sus facultades de administración y disposición al Consejo de Administración, a la que se ha opuesto la empresa con su recurso de reposición. La CEP (Confederación de Empresarios de Pontevedra) apoya (aquí) la vuelta de su Presidente “Manuel Fernández de Sousa-Faro”, pero pienso... después de todo lo que se escucha, de lo que se oye y de la falta de transparencia y de información que se ha difundido desde la empresa ¿para qué tener de nuevo al Sr. Manuel Fernández?.
 
En muchas empresas, sus fundadores o sus directivos desaparecen y no pasa nada. La operatoria diaria del negocio descansa sobre los mandos intermedios y sobre otros estamentos de la dirección, y si esto no era así en Pescanova es porque tendría más visos de “cortijo privado” que de empresa. La decisión es ¿va a cambiar algo manteniendo al “amo del cortijo” en la empresa? Estoy seguro que preceptos legales le asisten con su recurso de reposición para su vuelta, pero ¿emanará la información oculta de igual forma con Don Manuel en la empresa?
 
Espero que el Juez tome la mejor decisión para la compañía y que sus administradores concursales se rodeen no sólo de conocedores del mundo de las finanzas, sino también de expertos del sector pesquero y de la distribución de alimentos. La inversión de los accionistas y acreedores financieros, el crédito de sus proveedores y los más de 10.000 puestos de trabajo de la empresa están en manos de los nuevos administradores, en manos de los administradores concursales.
 
Puede ser de interés el enlace a la noticia del diario Expansión: “Deloitte acepta la administración concursal de Pescanova”.


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