Jornada relativamente tranquila la de hoy, con los índices europeos y americanos pivotando en las inmediaciones del cierre de ayer, donde vimos grandes subidas que hicieron recuperar todo lo perdido durante el pasado mes.
El mes de agosto que acabamos de dejar atrás ha sido un mes puramente técnico, marcado por el escaso volumen, las nulas compras y los 1.040 puntos del SP500 actuando como el “soporte que protege todos los mercados”. Hasta cinco ataques aguantó en las dos últimas semanas, prueba de la dirección de la verdadera tendencia.
Septiembre es el mes más bajista de todo el año, con diferencia. En los últimos 50 años, el Dow Jones ha registrado una evolución media del -1.10% durante este mes. Y si consideramos las subidas cercanas al 3% de ayer, nos situamos en un escalón desde el que hay muchas posibilidades de perder el equilibrio. Estimo que existen 2 posibilidades entre 3 de que durante los dos próximos meses estemos por debajo del cierre del 1 de septiembre. Y dentro de ese escenario, la capacidad de resistir de los 1.040 puntos se agota, pudiendo ver rápidas bajadas por debajo de este nivel, hasta acercarnos a los mínimos anuales (8.850 puntos del Ibex).
Tras la buena temporada de resultados empresariales del segundo trimestre (con escaso efecto sobre los índices) la pregunta que se hacen en estos momentos los mercados de forma obsesiva es la siguiente: ¿desaceleración o doble recesión? Y a este respecto, la respuesta, a juzgar por los datos macroeconómicos y las perspectivas de los organismos internacionales como el FMI, es la primera (desaceleración).
Por si acaso, los bancos centrales a ambos lados del Atlántico trabajan con la hipótesis de la doble recesión- esquema “W”. Así, tanto Bernanke como Trichet, en su declaración de hoy tras la reunión del BCE, prometen una suerte de “barra libre “ de estímulos, con un lenguaje inusualmente generoso, especialmente en Europa.
Así, en EE. UU., la falta de unanimidad en cuanto a la política de recompra de bonos americanos por parte de la FED (no van a contar con la ayuda de China a este respecto) centra la atención sobre la cuantía de la nueva generación de ayudas públicas, que cuentan con el beneplácito de Obama.
En Europa, las cosas serían mucho más negras de no existir Alemania. La situación de la primera economía europea no tiene nada que ver con la crisis. Despejados los temores a la deuda periférica europea, a la que el sistema bancario alemán tenía mucha exposición, Alemania se ha ayudado de ella (especialmente, de las bajadas del Euro), para vivir un escenario similar al del 2006. La menor tasa de desempleo desde 1992, el mejor dato del PIB trimestral desde 1990, y la rentabilidad del Bund en mínimos históricos, son la “prueba del nueve” de las tres velocidades a las que marcha Europa: crecimiento estructural alemán, recuperación en Francia e Italia, y estancamiento en España e Irlanda. Es Alemania la razón por la que el BCE ha aumentado sus estimaciones de crecimiento para el PIB en 2010, del entorno de 0,7 – 1,3%, al 1,4 – 1,8 %, trasladando cierto optimismo en su mensaje.
La plasmación de la situación macroeconómica mundial se ha traducido con bastante perfección a los cruces de divisas. Tras el empeoramiento de EE. UU., la desaparición de los fantasmas de la deuda periférica y la mejora de Alemania, en estos momentos, las diferencias entre la recuperación de EE. UU. y Europa son escasísimas. La estabilidad del cambio Euro – Dólar en el rango 1,25 – 1,30 así lo prueba. El Franco Suizo se ha convertido en la auténtica divisa de reserva de Occidente y, mientras siga la desaceleración, puede seguir apreciándose. En Oriente, el Yen juega el papel del Franco Suizo. Las decepcionantes medidas del Gobierno y del Banco de Japón para poner fin a sus escaladas (que causan grandes perjuicios al primer componente del PIB japonés, las exportaciones), siguen alimentando apreciaciones en su cambio con las divisas occidentales.
De momento, el guión sigue cumpliéndose en su mejor versión posible: fuerte recuperación alentada por las medidas de choque (segunda mitad 2009 – principios de 2010), desaceleración actual para volver a una segunda fase en la recuperación, que podría ser definitiva, en la segunda mitad del próximo año. Esperemos que los problemas de la deuda americana (la principal amenaza que existe en estos momentos) no trastoquen el esquema.