En 1981 Masayoshi Son, un distribuidor de software de 24 años, lanzó Softbank y comenzó a dar cierta guerra en el mundo editorial al lanzar Oh! PC y Oh! Revistas MZ, que eran revistas que versaban sobre los ordenadores NEC y Sharp.
Oh PC! llegó a tirar 140.000 copias a finales de los ochenta y este hecho convirtió a Son en el editor de referencia en Japón en las emergentes temáticas de informática y tecnología.
En 1994 la compañía se hizo pública y fue valorada en 3.000 millones de dólares, dos años después realizó una joint venture con Yahoo! para lanzar el buscador en Japón y en el año 2000 invirtió 20 millones de dólares en una entonces incipiente y desconocida empresa china llamada Alibaba.
En 2006 Softbank se había convertido en la principal comercializadora de fibra de su país y entró en el mundo de las 'telecos' al comprar Vodafone Japón y Sprint (esta última se fusionó con T-Mobile, que se convirtió en la segunda operadora de la EEUU con la compañía fundada por Son como segunda accionista).
Frenesí de operaciones
Masayoshi Son lleva quince años centrado en hacer adquisiciones de empresas tecnológicas de diferentes tipos: desde la robótica a la inteligencia artificial. La operación más famosa la realizó en 2016, año en el que pagó 31.000 millones por una empresa de procesadores de smartphones y tablets, ARM (gran rival de Qualcomm).
Cierto es que Softbank ha conseguido digerir multitud de empresas gracias a que está emitiendo deuda sin parar gracias al respaldo que le proporciona su acertada inversión en Alibaba, plan de pensiones de Son.
De Japón al petrodólar
Softbank también se la juega en mercados menos explorados. Y es que hace tres años anunció un acuerdo con la tiranía petromonárquica de Arabia Saudí, representada por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí.
Ahí nació el fondo de capital privado más grande del mundo: el Softbank Vision Found, que se bautizó con 93.000 millones de dólares bajo el brazo. Softbank aportó 28.000 de esos millones, casi un cuarto de los cuáles sacó de la venta de la multinacional británica Arm Holdings, y los amigos dinásticos de Felipe VI prometieron inyectar 45.000 kilos en un lustro.
¿Y el resto? Lo aportaron inversores como Apple , Qualcomm, ARM , Foxconn , Sharp , Larry Ellison y Mubadala, que creyeron en un fondo dirigido a inteligencia artificial, infraestructura de comunicaciones, tecnología financiera, internet de consumo, informática móvil y robótica.
Repasemos el listo de adquisiciones de Masayoshi Son:
Es evidente que Softbank, convertido en un club de fútbol, ha apostado por diversificar su inversiones en jóvenes prometedores del mañana (Wework, Opendoor, Oyo, Compass y, garbanzo negro con olor a lavado de dinero, Wirecard, que venía bendecida por la auditora Ernst&Young).
Valor
¿Tiene valor Softbank? La compañía capitaliza en 115 billones de dólares y seguramente debiera hacerlo por más. Y es que una imagen vale por mil palabras:
Ahora debemos hacer una operación sencilla: restar 218 a 115. El resultado son 103 billones de dólares, que es la diferencia entre sus activos y capitalización. Es decir, algunos inversores creen que comprar en Softbank es hacerlo a mitad de precio.
Y no solo es eso: vean la trayectoria de su principal inversión:
Las acciones del gigante chino, claro está, se han disparado:
¿Quiere decir esto que recomendamos comprar Softbank? No, no y no. Bufonia no es Ernst&Young: nosotros analizamos datos, no los auditamos.