¿Qué es el coste de oportunidad?
En finanzas, el coste de oportunidad es el valor que podríamos haber obtenido sin riesgo a nuestros recursos. Se trata de un beneficio seguro que rechazamos ante la posibilidad de un beneficio más elevado. Al hacer cualquier inversión debemos de considerar que la rentabilidad real es la tasa obtenida menos el coste de oportunidad. La aplicación del coste de oportunidad y los criterios utilizados para su obtención hace que ocupe un lugar privilegiado en la teoría económica ante una previa toma de decisiones de inversión ya que tanto el coste de oportunidad como la rentabilidad de la inversión prevista son dos variables que oscilarán en función del entorno económico.
El activo sin riesgo
Una vez tenemos el concepto hay que buscar el activo sin riesgo que nos sirva de base y aunque aparentemente es fácil, los técnicos no llegan a ponerse de acuerdo. Podríamos considerar que hay dos activos sin riesgo que podríamos utilizar como referencia: las letras del tesoro y las obligaciones del tesoro a largo plazo.
Las letras del tesoro. Titulo de deuda publica a corto plazo con vencimientos entre 6 y 18 meses. Podríamos considerarlo como el auténtico activo sin riesgo. Tiene un vencimiento a corto plazo y no cotiza. Se emiten al descuento y su beneficio es la diferencia entre el capital obtenido y el capital invertido. Las sociedades de inversión le dan valoración diaria ya que dividen el beneficio por el número de días y se va añadiendo al capital inicial.
Obligaciones del tesoro. Títulos de deuda publica a largo plazo entre 10 y 30 años. Las obligaciones también pueden considerarse como activo sin riesgo ya que aunque cotizan en bolsa, el día de su vencimiento se paga íntegramente el capital del título. Históricamente vemos una rentabilidad mayor en la deuda de largo plazo, pero con el inconveniente de tener oscilaciones durante la vida de la inversión, por lo que de necesitar el dinero antes del vencimiento existe el riesgo de no percibir el capital invertido, ya que la cotización de un bono tiene una relación inversa con la evolución de los tipos de interés del mercado. Éste es el motivo por el que técnicos y académicos difieran en el activo de referencia que se debe de utilizar como coste de oportunidad, aunque tiene más adeptos la utilización de la deuda a largo plazo.
El coste de oportunidad y el perfil inversor
Personalmente, antes de elegir uno de los dos modelos, prefiero tomar la decisión en función del perfil del inversor.
La ortodoxia financiera nos dice que la inversión a largo plazo ha de financiarse con deuda a largo y la inversión a corto plazo con deuda a corto. En la obtención del activo a elegir también lo haría con este criterio, me inclinaría por la utilización del activo a largo plazo en inversiones claras de largo plazo. En términos macroeconómicos en el que el inversor es el Estado y hace obras de infraestructura que son estructurales se debería utilizar como referencia de coste de oportunidad la deuda de largo plazo.
El coste de oportunidad es interesante para analizar las empresas con excesos de tesorería, se dan casos de empresas con gran generación de caja le permite tener dinero disponible, que puede necesitar para su expansión como es el caso de Inditex con constantes aperturas de tiendas. En el caso de que una empresa no rentabilice su tesorería por encima del coste de oportunidad debería buscar la forma de devolver ese dinero al accionista salvo que sean puntas de tesorería.
El caso de Pryca, empresa que fue revolucionaria en la gestión de tesorería, hacía los cobros diarios y los pagos a unos 90 días y con la liquidez que le proporcionaban los proveedores generaba importantes beneficios a pesar de tener un fondo de maniobra negativo. Este exceso de liquidez se invertía simplemente en activos sin riesgo y generaba muchos beneficios con el tipo de interés del coste de oportunidad, probablemente fue la empresa més estudiada en las escuelas de negocio en los años 80.
La inversión en bolsa a largo plazo es más rentable que los activos utilizados para medir el coste de oportunidad y debe de ser así, pero también es decisivo la selección de la cartera y el momento de la inversión. Hay valores en Bolsa que aunque la cotización esté por debajo de las que tuvieron en el año 2.000, con el cobro de los dividendos pueden haber llegado a conseguir el precio de coste las acciones, pero además han de superar el coste de oportunidad para considerarlo una buena inversión.