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Cuando el empleo crece y las Bolsas tiemblan… La paradoja de la economía moderna

En un país como España, con una tasa de paro superior al 11,5%, cualquier noticia de mejora en los datos de empleo es muy bien recibida. Elevadas tasas de desempleo para un país, se traducen en mayor esfuerzo por parte del Estado en abonar los subsidios por desempleo (lo que incrementa el Gasto Público), menor recaudación para las arcas públicas, menor consumo y caída de las ventas, menor inversión por parte de las empresas, mayor desigualdad y pobreza, y como consecuencia, mayor descontento social; entre otras tantas consecuencias que genera un elevado porcentaje de desempleados. 

Sin duda alguna, este indicador es uno de los más relevantes a la hora de analizar la marcha de una economía. 

A partir de la crisis de hipotecas subprime en Estados Unidos, que posteriormente originó la crisis financiera (Gran Recesión) de 2007 en Europa, los gobiernos de los diferentes países afectados tuvieron que lidiar con elevadas tasas de desempleo durante más de una década, tal como se puede observar en la siguiente gráfica. 


 
En España concretamente a ese período se le llegó a denominar “la década perdida”, principalmente por el gran problema de empleo juvenil, dado que la falta de oportunidades laborales afectó significativamente a una generación de trabajadores jóvenes. 

Todos los esfuerzos de los diferentes gobiernos estaban enfocados a generar empleo, reactivar la economía, generar consumo y beneficio para las empresas. 

¿Cómo se interpreta entonces la caída del 2,12% que sufrió el Ibex 35 el día 6 de Julio de este año, o el cierre en negativo de Wall Street, tras conocerse que la economía americana había generado más empleos de lo previsto (497.000 puestos de trabajo solo en el sector privado durante el mes de Junio, según ADP)? ¿Acaso no es una noticia positiva la generación de empleo? 

La respuesta a esta pregunta se reducirá a la palabra: depende… 

Y dependerá del contexto o entorno macroeconómico en el que se genere ese incremento de empleo. En un entorno de recesión económica, o incluso deflacionista (caída generalizada de los precios por  insuficiente demanda), situación que se llegó a generar en Europa entre los años 2015 y 2016, o en España entre 2014 y 2016, una noticia de mejora de empleo es positiva para los mercados, dado que eso brinda esperanzas de que en algún momento pueda mejorar la demanda, debido al incremento del poder adquisitivo de aquellas personas que estaban desempleadas y que finalmente consiguieron un empleo; por lo cabría esperar que se tradujera en mayor consumo. Pero en un entorno inflacionista como el que atraviesa la economía actualmente, un incremento en las cifras de empleo significaría que hay pocas esperanzas de terminar con la inflación que tanto afecta a la mayoría de la población; y como consecuencia, cabría esperar que los Bancos Centrales siguieran con sus políticas monetarias restrictivas, incrementando los tipos de interés, encareciéndose así el crédito, y todo lo que eso conlleva durante un tiempo indefinido. 

Por lo tanto, una subida de la tasa de empleo no siempre será positiva o negativa, sino que dependerá del entorno en el que ésta se genere. 

En el mundo del revés de la Economía moderna, a veces las buenas noticias pueden causar pánico en los mercados. 
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