Con lo del aceite de oliva hacemos el tonto un rato largo. Los italianos compran aquí aceite de oliva a lo bestia y luego lo venden para exportación como si fuera de producción suya en botellitas pequeñas a auténtico precio de oro.
Efectivamente, el clásico embudo. Como somos nosotros [ellos, la clase politicoide] quienes tenemos el poder de decisión nos subimos el sueldo a nuestra conveniencia. ¡Vaya morro!