Ja, ja, ja...
Rara vez las personas que dedican un cierto tiempo de vida a pensar son fácilmente clasificables en grandes colectividades ... sin fisuras. Pensar fuera de la caja, ser crítico con lo de uno y lo de otros, intentar cambiar las cosas a un "a mejor" que no siempre es certero o cómodo... Todo ello hace que ciertas personas sean realmente únicas y no se las pueda considerar inmersas en un mar donde es imposible distinguir una gota de otra. Cuando hallo una persona de estas a mi me resulta imposible no respetarla e incluso quererla, aunque esté en desacuerdo en poco o en mucho con ella.
Tal vez una de mis peores pesadillas consista en un mundo donde todos somos iguales, donde el pensamiento es único, donde se ha acabado con la singularidad y donde el distinto es simplemente objeto de persecución y exterminio. Por el contrario mi paraíso consiste en personas que son capaces de pensar por sí mismas, que son creativas y colaborativas, que piensan antes de hacer y que lo hacen desde la ética y el respeto hacia el otro. Un cuadro naïf, por supuesto, pero es mi cuadro perfecto donde no hay necesidad de señores con barbas que nos amenacen con otros con cuernos para motivar el bien.
Todo eso es puro cuento porque hemos convertido parte de la pesadilla en objetivo de lo "normal". Se nos quiere hacer "seguidores de", sean productos, marcas, partidos políticos, espacios televisivos, creencias religiosas o económicas e incluso a la hora de implantarnos el chip de la política de empresa que en algunos casos poco dista de convertirnos en nazis capaces de hacer cualquier cosa a otro con tal de alcanzar un cierto objetivo de ventas o de beneficios. Dentro de este espacio ser mosca cojonera, ser incómodo o cínicamente mordaz no es ni fácil ni exento de cansancio. Tan solo el conocimiento de que en tu mano está el hacer las cosas de un modo distinto sirve para mantener el pulso al sistema.
En Acrasol, como en otros muchos, he descubierto ese pulso, ese inconformismo con la mediocridad del seguidismo.
En ti, Certamente, también: esa frase en la que no compartes al 100% lo que decimos... ¡te delata!
Sigamos en ello y bienvenida al club donde tod@s visten camisetas distintas.
Besotes.