Como bien han respondido antes, la diferencia entre SEO y SEM siempre se explica como “orgánico vs. pago”, pero la realidad es que esa simplificación se ha quedado corta. Hoy en día, SEO y SEM no son compartimentos estancos, sino partes de un mismo ecosistema.
Por ejemplo, las campañas de SEM (ya sea en Google Ads o Bing Ads) generan impactos que van mucho más allá del clic pagado. Si un usuario ve repetidamente tu marca en resultados patrocinados, aunque no haga clic, puede recordarla y buscarla después de forma orgánica. Ese tráfico orgánico no es SEO puro por decirlo así, pero sí es incrementalidad generada por SEM. A nivel de datos, plataformas como Google Analytics 4 o herramientas de atribución avanzadas ya empiezan a medir ese efecto.
Y por otro lado, el SEO de hoy va mucho más allá de meter palabras clave y optimizar metaetiquetas. Tiene que ver con entender cómo funcionan los motores de búsqueda como sistemas de IA, cómo interpretan la intención, cómo valoran la experiencia del usuario o el EEAT (expertise, experiencia, autoridad y confianza). No es tanto “optimizar para Google”, sino optimizar para cómo Google interpreta el valor del contenido.
En definitiva, desde mi punto de vista hablar de SEO y SEM como dos etiquetas separadas es reducir demasiado la realidad. Detrás de ambos hay una maquinaria brutal: subastas automáticas, modelos predictivos de intención, aprendizaje automático… entender eso (más que las siglas) es lo que realmente marca la diferencia hoy.