Se suele exagerar bastante. El mercurio, dentro de una bombilla de bajo consumo o de un tubo fluorescente, está en forma líquida. El problema es que la presión de vapor de ese metal es muy alta a la temperatura ambiente, pero para envenenarse con mercurio hay que absorber muchísimo...
La intoxicación con 'mercurio orgánico' (dimetilmercurio) es mucho más peligrosa, pero para envenenarse realmente, habría que comer kilos y kilos de atún...
Se exagera mucho en cuanto a esos riesgos. Los tubos fluorescentes, ampliamente usados en naves industriales y oficinas, suelen terminar su vida en el 'contenedor del vidrio', lo que será quizá incorrecto, pero no pasa nada... No hay que exagerar, o terminaremos asustados por todo, como en USA...