¿Pero qué dicen las hemerotecas sobre la inversión en sellos?
Leamos lo que decía en inmundo en la sección "Su dinero". Claro, no va a ser el de ellos... Lo mejor viene al final que lo pongo en el siguiente mensaje,
Número 30 / Domingo 12 de Mayo de 1996
Invertir en Sellos, una Afición Rentable
Si el coleccionista acierta a la hora de comprar, su inversión puede revalorizarse de un año a otro entre un 15 y un 20%
Por Juliana Manrique
Hoy se clausuran en Sevilla dos exposiciones filatélicas del máximo nivel internacional: <> y <>, que han convocado a miles de inversores, coleccionistas y curiosos.
¿Pertenece usted a uno de estos grupos? Si es así, le interesará saber que, en España, la primera emisión tuvo lugar el 1 de Enero de 1850, con sellos que mostraban la efigie de la Reina Isabel II. Sin embargo, el más caro de los sellos españoles no es éste, sino <> de la emisión de 1851 (ver reproducción) que sufrió un error en el color -es azul y debería haber sido rojo anaranjado-, del que sólo se conocen tres ejemplares. Esta pieza está valorada en más de 50 millones.
Pero la pieza que ha alcanzado el record mundial en las subastas ha sido el par horizontal de dos reis de Doña María II de Portugal (1853), que se remató con 30 millones de pesetas. Y es que, aunque todos los sellos, salvo las series básicas -aquéllas que tienen tiradas ilimitadas-, se revalorizan por el hecho de ser limitados y actuar sobre ellos una demanda creciente que hace que suba el precio, no todos pueden ser considerados objeto de una buena inversión.
Clasificaciones.
Si se abandona el territorio de los sellos clásicos -aquéllos que emite un país en sus primeros años de emisión filatélica- que son las grandes gemas de la filatelia y muy difíciles de conseguir, los dos pilares básicos a la hora de considerar un sello como inversión son la limitación en la tirada y su aceptación universal.
Desde el punto de vista de la inversión, los sellos tienen una primera clasificación: nuevos, nuevos con charnela y usados. El sello nuevo no ha sido franqueado, se mantiene inalterable con su dibujo y tiene el mayor valor porque es el más escaso. Pero no se debe confundir el sello nuevo con el sello reciente, que nunca es valor de inversión. Hay que esperar a que escaseen porque, como dicen los expertos, en una inversión no interesa tanto el precio al que se compran, sino la revalorización desde el momento en que se compran; es decir, la curva de apreciación.
También el sello con charnela es un sello nuevo. Lo distingue un defecto en la goma, debido a un procedimiento de coleccionismo que ha existido en España hasta los años 60. Este procedimiento consistía en pegar al sello un poco de papel en ángulo para luego sujetarlo al álbum. Y al quitar la charnela, a estos sellos se les ha quedado una marca en la goma. Por tanto, el sello tiene un defecto y, por consiguiente, vale menos; hay miles en el mercado.
Los usados, como su nombre indica, son los que han sido franqueados y están en mejor o peor condición.
Otra clasificación es la relativa a la calidad: de lujo y la normal. La calidad de lujo no tiene ningún defecto, ningún arañazo, el dibujo está centrado, el dentado, el color... todo es perfecto. Estas características se valoran mucho en los sellos clásicos porque los procesos de estampación eran diferentes, y es muy raro encontrar un sello perfecto en cuanto a márgenes y dentado.
Los sellos que más se cotizan son los de los países occidentales, incluyendo Mónaco, Liechtenstein y San Marino, que los cuidan especialmente como fuente de ingresos, con algunos sellos de particular belleza y perfección técnica.
¿Cómo ser inversor?
No todos los expertos filatélicos coinciden en considerar el sello como una inversión. Según algunos, sólo puede llamarse verdadera inversión aquélla que se realiza sobre valores filatélicos muy escasos o simplemente escasos. En cambio, otros aseguran que, siempre que los sellos estén bien seleccionados, se obtienen rentabilidades a medio y a largo plazo