Breakeven

 

El breakeven, conocido en español como “punto muerto” o “umbral de rentabilidad”, es el punto que señala el momento en el que los ingresos que recibe una empresa se igualan con los costes que esta tiene, comenzando, entonces, a generar beneficio. 

Cuando analizamos el Breakeven de una compañía, nos centramos en el comportamiento de los ingresos y de los costes de una empresa con respecto al volumen de la actividad. 

El breakeven es el punto de equilibrio en el que una compañía factura lo suficiente como para cubrir sus costes operativos, sin incurrir en beneficio, pero tampoco en pérdidas. 

 

Como dirían los economistas, el momento en el que tenemos “lo comido por lo servido”. 

 

Pero, ¡veamos un poco más sobre este concepto! 

 

 

Cuando hablamos del breakeven o del breakeven point, en otras palabras, estamos hablando de ese punto de equilibrio que presentan, o pueden presentar, las cuentas de una compañía. Es decir, el momento en el que se ha alcanzado el equilibrio por el hecho de que los ingresos que recibe la empresa se igualan con los gastos, fijos y variables, que esta tiene.

 

Dicho de otra manera, decimos que el breakeven se mide como el volumen de productos o servicios que debe vender una compañía para cubrir los costes fijos y variables y no tener pérdidas, o lo que es lo mismo, que el beneficio y las pérdidas sean igual a cero. 

 

A partir de este momento, decimos que la empresa está preparada para comenzar a obtener beneficio, pues ya factura lo suficiente como para cubrir los gastos y, de esa manera, no incurrir en pérdidas. Es por ello por lo que también conocemos este concepto como “umbral de rentabilidad”, pues es a partir del “breakeven” cuando una empresa comienza a generar rentabilidad. 

 

Dicho lo anterior, repasemos, pues, aquellos elementos que debemos tener en cuenta para calcular, así como para analizar el breakeven. 

 

El comportamiento de los ingresos: Los ingresos se suelen comportar de manera proporcional al nivel de la actividad. Éstos suelen ser una función directa del precio de venta y de la cantidad de unidades vendidas. 

 

El comportamiento de los costes: Como bien sabemos, los costes totales de la empresa se dividen en costes fijos y variables. Los primeros son independientes del nivel de la actividad de la empresa, mientras que los costes variables crecen de manera directa al volumen de unidades. Por tanto, lo que hará que aumente o disminuya la pendiente de la curva de los costes totales, son los costes variables. 

 

Punto muerto: Como se ha comentado antes, el punto de equilibrio relaciona los ingresos y los costes de la empresa para distintos niveles de actividad. En cada nivel de actividad estos puntos se identifican al igualar los ingresos totales a los costes totales. Si la diferencia entre ingresos y costes es negativa la empresa incurrirá en perdidas, mientras que si es positiva tendrá beneficios. 

 

Calcular el breakeven es tan complejo o sencillo, como complejas o sencillas sean las cuentas sobre las que vayamos a trabajar y a realizar el análisis. 

Ahora bien, sea como sean las cuentas, para calcular el breakeven basta con conocer todos los costes que tiene nuestra empresa, tanto fijos como variables, y separarlos. 

Posteriormente, una vez conocemos los costes fijos y variables, debemos extraer lo que conocemos como “margen bruto”, que no es más que el beneficio que obtenemos de una venta cuando restamos los costes en los que hemos incurrido para que esta se produzca. 

Cuando tengamos los costes fijos, los costes variables y el margen bruto, basta con coger los costes fijos y dividirlos entre el margen bruto, obteniendo así lo que los economistas conocen como punto de equilibrio. 
 

Por tanto, la fórmula para calcularlo sería la siguiente: 

 

 

Donde: 

 

CF= Costes fijos. 

MB= Margen bruto. 

 

Uno de los primeros análisis a los que recurren los economistas cuando quieren evaluar si un proyecto es o no viable es el análisis del breakeven. Es decir, el breakeven point es un indicador muy sencillo de utilizar que, rápidamente, nos permite saber si nuestro proyecto será viable o, por el contrario, no merece la pena llevarlo a cabo. 

 

Como ejemplo de para qué sirve este indicador, imaginemos que tenemos un restaurante, en el que invertimos una gran suma de dinero para ponerlo a nuestro gusto. Pero imaginemos, también, que, queriendo calcular el breakeven, vemos que necesitamos una facturación excesiva, la cual no es posible de alcanzar, para situarnos en este punto muerto. 

 

En cuestión de unos minutos, podemos reformular la estrategia, u optar por no abrir el negocio, si vemos que nuestros costes superan ampliamente nuestra capacidad de generar ingresos. Pues, de lo contrario, abrirlo sería incurrir en pérdidas que, posiblemente, no podamos asumir. 

 

 

Al igual que calculamos el breakeven para un proyecto, podemos calcularlo para el caso de una inversión. 

 

En el mundo de la inversión y el trading, como en el mundo de la empresa, alcanzamos el breakeven cuando los rendimientos que ofrece la inversión igualan a los gastos que, por otro lado, debemos soportar por tener este activo. 

 

Imaginemos que compramos acciones de Apple a 3 dólares por acción. 

 

Pero, además del coste de comprar las acciones, tenemos un coste de 12 dólares de comisión de mantenimiento al año, así como otros costes asociados a la fiscalidad, la comisión por la gestión de una cartera de valores, entre otros factores. 

 

Pese a que nuestra acción cotice a 3,15 dólares al día siguiente, diremos que hemos alcanzado el “breakeven” cuando los rendimientos o el precio al que están las acciónes nos permite cubrir los gastos, tanto los de adquisición como los asociados, en los que incurrimos al comprarlas y mantenerlas. 

 

Por tanto, el breakeven de una inversión es el punto en el que el rendimiento que ofrece la acción nos permite cubrir todos los costes en los que incurrimos y no tener pérdidas o tener un beneficio cero. 

 

 

En el mundo de los derivados financieros, en este caso de los futuros y las opciones, el Breakeven hace referencia al punto de equilibrio, es decir, al volumen de entradas y salidas de capital, siendo éste el mismo. 

 

En otras palabras, se refiere al precio en el cual el coste de una opción CALL, por ejemplo, es igual a los beneficios obtenidos por ejercer dicha opción. En otras palabras, el comprador de una opción desembolsa una prima. En este caso el punto de equilibrio se calcula sumando la prima al precio de ejercicio de la opción. 

 

Para el comprador de una opción PUT, por el contrario, el Breakeven se calcula quitando la prima del precio de la opción PUT. 

 

Por último, debemos tener en cuenta que una opción PUT no se ejerce sin que el precio en un futuro esté por debajo del punto de equilibrio.