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Cotización a la Seguridad Social

La cotización a la Seguridad Social es el proceso mediante el cual los trabajadores y empresarios hacen contribuciones económicas regulares a un sistema de seguridad social. Estas contribuciones financian los diversos beneficios y servicios que ofrece el sistema de Seguridad Social, como atención médica, pensiones de jubilación, prestaciones por enfermedad, maternidad, accidentes laborales y desempleo.

La cotización a la Seguridad Social es uno de esos conceptos que escuchamos a menudo, pero no siempre llegamos a entender en toda su magnitud. Para entenderlo de una manera sencilla, imaginemos que el Estado posee una gran hucha para financiar gastos como las pensiones de los jubilados, las prestaciones por desempleo, las incapacidades temporales, entre otras muchas cuestiones. Bien, cuando hablamos de cotizar, nos referimos al dinero que tanto trabajadores como empresas aportan a ese gran "bote común" gestionado por el Estado. Este fondo, como hemos señalado, tiene un propósito claro: financiar una red de seguridad que nos cubra en situaciones como el desempleo, la enfermedad o la jubilación.

Ahora bien, ¿qué implica realmente cotizar?

Desde el momento que empezamos a trabajar, tanto el trabajador como la empresa para la que trabaja tienen la responsabilidad de hacer aportaciones regulares a la Seguridad Social. No es algo opcional, es una obligación. Lo interesante es que la cantidad que cada uno aporta está vinculada directamente al salario que se percibe. Cuanto más se gana, más se cotiza. Pero no es una simple acumulación de dinero; el tiempo que se cotiza también importa, pues hay que alcanzar un número mínimo de años cotizados para poder disfrutar de ciertos beneficios, como una pensión de jubilación.

Cotizar a la Seguridad Social es como tener un seguro muy completo que no sólo cubre al trabajador, sino que también extiende su protección a la familia en casos específicos. Por ejemplo, en situaciones de maternidad o paternidad, es el fondo de la Seguridad Social el que permite gozar de un permiso remunerado para cuidar del nuevo miembro de la familia. De igual manera, en caso de enfermedad prolongada o incapacidad, las prestaciones de la Seguridad Social garantizan un ingreso cuando no se puede trabajar.

Una curiosidad que tal vez no todo el mundo sepa es que no solo los trabajadores por cuenta ajena cotizan a la Seguridad Social. Los trabajadores autónomos, aunque trabajen por cuenta propia, también deben hacer sus aportaciones. Incluso hay una figura conocida como el "autónomo colaborador", que permite a los familiares de un autónomo cotizar y, por tanto, acceder a las mismas prestaciones que cualquier otro trabajador.

Es vital tener claro que la cotización es un acto de solidaridad intergeneracional. Lo que cotizamos hoy no solo nos protege a nosotros en el futuro, sino que también permite que quienes ahora están jubilados puedan recibir sus pensiones. 

Tipos de cotización a la Seguridad Social


En España, la cotización a la Seguridad Social no es un asunto único y estándar para todos. Existen diferentes tipos de cotización, y cada uno responde a diferentes circunstancias laborales y personales. Para entender mejor este sistema, vamos a hablar de los más comunes.

Primero está la cotización en el Régimen General de la Seguridad Social. Este es el tipo de cotización más común y se aplica a la mayoría de los trabajadores por cuenta ajena, es decir, aquellos que trabajan para un empleador. En este caso, tanto el trabajador como el empleador aportan una parte para financiar las prestaciones sociales como la jubilación, el desempleo y la asistencia sanitaria.

Ahora, si hablamos de autónomos, tenemos el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos o RETA. Aquí la persona trabaja por cuenta propia y, por tanto, se encarga de hacer toda la cotización sin intervención de un empleador. Eso sí, los autónomos pueden elegir qué nivel de cotización quieren pagar dentro de unos límites, lo que afectará a las prestaciones a las que tendrán derecho más adelante.

También existen regímenes especiales para ciertos tipos de trabajadores. Por ejemplo, los empleados del hogar tienen su propio régimen especial, al igual que los trabajadores agrarios, los pescadores y los artistas en espectáculos públicos. Estos regímenes especiales toman en cuenta las particularidades de cada sector y adaptan las cotizaciones y las prestaciones a esas circunstancias específicas.

Finalmente, no podemos olvidar los sistemas especiales que son subconjuntos dentro del Régimen General, como el de empleados de hogar o trabajadores agrarios. En estos sistemas especiales, las bases y tipos de cotización pueden variar según las actividades que se desarrollan.

Entender esto es clave para saber qué derechos y obligaciones tienes en cada caso.

¿Cuánto cuesta cotizar a la Seguridad Social?


En España, el coste de cotizar a la Seguridad Social depende de varios factores como el régimen al que pertenezcas, el salario que recibes o los ingresos que genera, entre otros. Empecemos por entender qué son las bases de cotización, que no son más que la cantidad sobre la que se calculan las aportaciones a la Seguridad Social, tanto por parte del trabajador como del empleador.

En el Régimen General, que es el más común para trabajadores por cuenta ajena, la base de cotización se calcula generalmente teniendo en cuenta el salario bruto del empleado. A esta base se le aplica un porcentaje que, habitualmente, es una suma de la cotización del trabajador y la del empleador. Este porcentaje puede variar, pero suele rondar entre el 28% y el 35%. De este total, un porcentaje menor lo paga el empleado (generalmente alrededor del 6,35%) y el resto corre a carga del empleadores.

Por ejemplo, si un trabajador tiene un salario bruto mensual de 2.000 euros, y el porcentaje total de cotización es del 30%, la cantidad total cotizada será de 600 euros al mes. De esos 600 euros, el trabajador podría aportar unos 127 euros (6,35% de 2.000), y el empleador se encargaría del resto.

Para los autónomos, las cosas funcionan un poco diferente. Los autónomos escogen su base de cotización dentro de unos límites establecidos y sobre esa base pagan un porcentaje fijo que suele ser alrededor del 30%. Así que si un autónomo elige una base de cotización de 1000 euros, pagará unos 300 euros al mes.

PD: Hay que tener en cuenta que estos son datos aproximados y que las cifras pueden cambiar debido a reformas legislativas o variaciones en los tipos de cotización.

Bases de cotización en España


Las bases de cotización en España cambian de manera frecuente, por lo que se encuentran recogidas y actualizadas en la página web del Ministerio de la Seguridad Social, que es el órgano encargado de gestionar esta enorme "aseguradora" pública.

Además, no son las mismas bases de cotización las de un trabajador autónomo que las de un trabajador por cuenta ajena. Por ello, y teniendo en cuenta que hablamos de una obligación que no podemos desatender por imposición de sanciones, es importante que estemos informados y que lo hagamos a través de fuentes oficiales o profesionales expertos que conozcan la regulación y sus actualizaciones.

A continuación, si pinchas en el link que te aparece abajo, accederás directamente al portal del Ministerio, en la cual puedes encontrar las bases y los tipos de cotización, para cada caso, actualizadas/os.


¿Es obligatorio cotizar a la Seguridad Social?


En España, es obligatorio cotizar a la Seguridad Social para todas las personas que ejercen una actividad laboral, ya sean trabajadores por cuenta ajena, es decir, asalariados, o trabajadores autónomos. Este requisito obligatorio no es un capricho, sino una forma de garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a una serie de servicios y prestaciones que son fundamentales para el bienestar social.

Si eres un trabajador por cuenta ajena, la empresa para la que trabajas se encargará de realizar las gestiones para que estés dado de alta en la Seguridad Social, y realizará las correspondientes cotizaciones de forma mensual. De tu salario se deducirá una parte que se destinará a la Seguridad Social, mientras que la empresa también aportará su parte.

Si eres autónomo, la responsabilidad de darte de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) y de realizar las cotizaciones mensuales recae completamente sobre ti. Es fundamental hacerlo para estar en regla y para tener derecho a las prestaciones que ofrece el sistema.

No cotizar a la Seguridad Social se considera una infracción grave tanto para el empleado como para el empleador en caso de trabajadores por cuenta ajena, y para el trabajador autónomo en su caso. Esto puede resultar en multas y sanciones que pueden ser muy elevadas.

Por lo tanto, la cotización a la Seguridad Social no es opcional, sino una obligación legal y social que tiene como fin último el bienestar común.

Derechos y beneficios que nos ofrece cotizar a la Seguridad Social


Cotizar a la Seguridad Social no es simplemente una obligación; también nos brinda una serie de derechos y beneficios que pueden marcar la diferencia en diversas etapas de nuestra vida. Uno de los derechos más inmediatos es el acceso a la asistencia sanitaria. Si estás cotizando, tanto tú como tus beneficiarios tienen derecho a ser atendidos en el sistema público de salud, desde consultas médicas hasta intervenciones quirúrgicas.

Otro beneficio crucial es el acceso a las prestaciones por desempleo. Si pierdes tu trabajo y has estado cotizando el tiempo suficiente, tendrás derecho a una ayuda económica durante un período determinado mientras buscas un nuevo empleo. Esto actúa como una red de seguridad que puede aliviar el impacto financiero del desempleo.

Además, cotizar a la Seguridad Social también nos garantiza una pensión cuando llega la hora de jubilarnos. El monto de esta pensión se calcula en base a las cotizaciones realizadas durante nuestra vida laboral. Por lo tanto, cuanto más y durante más tiempo hayamos cotizado, mayor será la pensión que recibiremos.

En caso de tener hijos, las madres y los padres tienen derecho a disfrutar de un permiso de maternidad o paternidad remunerado, financiado con las cotizaciones a la Seguridad Social. Y si ocurre un accidente o una enfermedad que nos impide trabajar temporalmente, también tenemos derecho a una prestación económica durante el tiempo que estemos de baja.

Finalmente, pero no menos importante, en situaciones extremas como el fallecimiento del principal sostén económico de la familia, sus beneficiarios tendrán derecho a una pensión de viudedad o de orfandad, siempre que se cumplan ciertos requisitos.

En resumen, cotizar a la Seguridad Social es como invertir en una especie de "seguro" que nos cubre en diferentes escenarios de la vida, desde el nacimiento hasta la jubilación, pasando por periodos de enfermedad o desempleo.

Sanciones por no cotizar a la Seguridad Social


Para las empresas que no cumplen con su obligación de cotizar a la Seguridad Social, las sanciones pueden ser variadas, desde multas económicas hasta, en casos extremos, el cierre de la empresa o incluso penas de prisión para los responsables. Las multas pueden variar dependiendo de la gravedad de la infracción, pero generalmente son cuantías económicas que pueden llegar a ser bastante elevadas.

Para los trabajadores, las implicaciones son menos directas pero igualmente preocupantes. Si un trabajador permite que su empresa no le dé de alta en la Seguridad Social, podría encontrarse sin derecho a prestaciones como el paro, la jubilación o la baja por enfermedad. Además, podría ser cómplice de una infracción y, en ese sentido, también ser objeto de sanciones.

Por lo tanto, cotizar a la Seguridad Social no es algo que se deba tomar a la ligera. Es una obligación legal que, si no se cumple, puede acarrear serias consecuencias tanto para el trabajador como para el empleador.

Excepciones y casos en los que no debemos cotizar


En general, la normativa española establece que cualquier persona que realice una actividad laboral por cuenta ajena o propia debe estar dada de alta en la Seguridad Social y, por tanto, debe cotizar. Sin embargo, existen algunas excepciones y casos especiales en los que no es obligatorio cotizar.

  • Menores de 18 años: Los jóvenes que trabajan pero que sean menores de 18 años no están obligados a cotizar por jubilación, aunque sí deben estar dados de alta y cotizar por otras contingencias como la incapacidad temporal o el desempleo.
  • Programas de Formación: Si estás en una etapa de formación o prácticas no laborales, es posible que no tengas que cotizar. Sin embargo, esto puede variar dependiendo del tipo de programa y de si se recibe algún tipo de compensación económica.
  • Voluntariado: Las personas que realizan trabajos de voluntariado y que no reciben una remuneración por ello no están obligadas a cotizar a la Seguridad Social.
  • Trabajos esporádicos o de muy corta duración: En algunos casos, trabajos de muy corta duración (menos de 7 días) pueden estar exentos de cotización. Sin embargo, este es un terreno muy delicado y es mejor consultar con un experto para evitar problemas futuros.
  • Familiares colaboradores: En el ámbito de los autónomos, el cónyuge, descendientes, ascendientes y demás parientes por consanguinidad o afinidad, hasta el segundo grado inclusive, que trabajen con el autónomo sin tener la condición de asalariados, no podrían estar sujetos a la obligación de cotizar en ciertos casos específicos.

Estas son generalidades y cada caso debe ser analizado de manera individual. Si te encuentras en una situación que crees que podría estar exenta de la obligación de cotizar, lo más recomendable es consultar con un experto en derecho laboral o con la Seguridad Social directamente para aclarar tu situación específica.

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Cotización a la Seguridad Social, Francisco Coll, 29 de agosto del '23, Rankia.com
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