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¿Un plan supuestamente tonto, para un supuesto tonto es un plan supuestamente inteligente?

 

Hoy me gustaría exponer una especie de off-topic, aunque realmente si lo pensamos no lo es tanto.  En realidad ya he hablado varias veces de la prensa, que es una pieza clave en cualquier sociedad y mucho más en una democracia, porque no debemos olvidar que son nuestros ojos, nuestros oídos y muchas veces nuestros análisis.

Este sector tiene una gran culpa de uno de los procesos más curiosos que nos estamos encontrando en la actualidad, y que no es otro que una gran confusión de tal forma que hace tiempo que parece que todo el mundo vive en un mundo que no es el que se ve en los medios.

El efecto de que la prensa no esté sirviendo a su fin último, que no es otro que el de dar información, tiene bastante que ver con la mercantilización de la información, hasta el punto de que el que paga manda, y en consecuencia, cuando se informa sobre quien paga, (véanse anunciantes o sus grupos de interés), se acaba no informando, sino seleccionando la información que sea interesante para unos objetivos que no son precisamente la información.

Pero es que un proceso tan continuado durante el tiempo, tiene un efecto inmediato sobre la calidad de los medios, en el sentido de que ni los redactores, (a menudo precarios, para servir mejor a la causa real) ya no se molestan demasiado en buscar la verdad, y por otro lado resulta que la gente, que no parece esperar demasiado de los periódicos, sigue creyendo lo que opinan.

En esta combinación, nos encontramos de repente con que por las razones que sean conocemos datos de alguna noticia y la vemos publicada en algún periódico. Y nos pasa una cosa muy curiosa, la realidad no se parece en nada a lo que se nos cuenta.´

Respecto a la justicia pasa un poco lo mismo, y de repente hemos llegado a un momento en que los órganos judiciales no buscan esclarecer determinados hechos, sino que en algo muy parecido a lo que ocurre con la prensa, lo que importa es que al final la historia sea bonita, creíble y quede más o menos bien hilvanada.

En algún momento, el hecho de que descubrir la verdad, se ha convertido en una inversión tonta, que no lleva a ningún lugar, y esto es algo que inconscientemente nos pone en una situación que recuerda a la neo realidad de Matrix. Con la salvedad de que existe una realidad y existe otra cosa muy distinta que nos cuentan.

Al final, hemos llegado a tal nivel burocrático que, como todos los que conocen alguna fuente de noticias y la noticia, o unos hechos y el desenlace judicial, podrán atestiguar que en la inmensa mayoría de los casos no se corresponden en absoluto. A todos los que nos ha pasado esto, (y seguro que si reflexionan un poco todos los lectores encontrarán mil ejemplos de esta distorsión), debería entrarnos la necesidad de realizar la siguiente pregunta: Si esta noticia que conozco no se parece a la realidad, ¿por qué me he de fiar del resto?.

Pues hoy tengo la rara oportunidad de poder contar un ejemplo de esta dinámica en la que ha entrado la prensa, incluso en las noticias que no tienen ningún trasfondo. Es decir, es normal que sacar las miserias de Santander sea duro para un periódico o un juez; es también normal que no se quieran meter en líos con determinados grupos de presión, y hasta se puede entender un proceso que se da últimamente de que en determinadas ocasiones especiales (semana santa, puentes y similares), se intente hasta maniobrar con la información del tiempo, (si se espera buen tiempo, se dice así, pero si se espera mal tiempo en una zona turística, aparecerán mil veces las palabras que nos recuerdan que no hay predicciones fiables, y se retrasará la publicación unas cuantas páginas).

Pero es que ya estamos en un punto en el que ni tan siquiera cuando no hay ni intereses económicos, se busca ya la verdad. Probablemente porque no vean la rentabilidad. Y después de todo este rollo tratando de demostrar, (o demostrarme), que en realidad esto no es tan off-topic, voy a contar lo poco que se acerca de una historia y la noticia que ha aparecido.

El domingo 22 de noviembre de 2009, a última hora de la noche falleció mi tío. Era uno de los pocos habitantes de un pueblo en medio de la provincia de Ourense, que se llama Castro de Escuadro. El pueblo es precioso, en medio de una montaña; pero no está precisamente comunicado; hasta el punto de que el coche es necesario para todo, y ante la falta de todo; (no hay ningún negocio, ni tan siquiera bar), resulta que existen personas que van al pueblo a servir de comercio,(muy básico) en furgonetas a horas determinadas, y si alguien quiere comprar lo que sea, tendrá que asumir recorrer entre cinco y once kilómetros para la mayoría de lo básico y en torno a cuarenta para llegar a la capital. En total estamos hablando de la friolera de 20 habitantes, dedicados a la ganadería.

El entierro fue el 24 de noviembre de 2009; y como en estos entornos nos encontramos, el volumen de personas se incrementó exponencialmente, (ya sólo el resto de mis primos, tios y demás familia, por usar el tecnicismo de las esquelas) y todas las personas que han transcurrido por la vida de mi tío, proporcionaron la excusa para que la vida de este sitio se animase.

Lo malo fue que cuando una cosa se anima, algunos ven una oportunidad. Y un tal José Luis Lamelas, antiguo habitante del pueblo pero que desde hace unos años residía en Verín, (otra población de Ourense), hizo los 72 km por carreteras de montaña para ir al funeral y con otro fin:

 

Resulta que esta persona tenía ciertas rencillas con otra persona del pueblo que se llamaba Felisindo.

El funeral de mi tío fue a las cinco de la tarde y un poco antes del funeral, recuerdo que la noticia de la muerte de Felisindo nos sorprendió a todos. Está claro que el hecho de dos muertes tan seguidas en el entorno era algo poco habitual, (recordemos que aunque una población envejecida son 20 personas). En todo caso en este paraje, una ambulancia o incluso la policía no pasaron desapercibidos, pero la realidad es que las personas de mi generación no le dimos mayor importancia, (ni tan siquiera a mi primo que se da la casualidad que es médico de urgencias). Además se dijo que la muerte había sido natural.

En fin, el caso es que tal y como se llenó el pueblo, se vació. Y pasó el tiempo, hasta que en octubre de 2010, saltó la noticia de la detención de José Luis, por el asesinato de Felisindo. En general se hablaba en los periódicos del hecho, centrándose en el móvil, (viejas rencillas, que hablaban de robos en el pasado), y de la aparición del cadáver, (estaba claro que al fallecido lo habían encontrado muerto cuando se retrasaba para acudir al funeral de mi tío), junto a una botella de vino, que luego resultó tener estrignina.

Como es lógico, lo que no son periódicos, tenían mucha más información, (¡en mi familia hay muchas madres que superan y de largo cualquier servicio de inteligencia cuando dedican recursos a la tarea); y nos contaban varias historias alternativas sobre las rencillas, de tal forma que la conclusión que me quedó es que nadie sabía exactamente porque estaban enfrentados, y algo que todos tenían en común; José Luis había aprovechado el funeral de mi tío para ir al pueblo y sustituir el vino en las tierras del fallecido; para después ir al funeral.

Pues hoy sale otra vez la noticia en La Voz de Galicia, donde se le dedica toda una hoja, (la 11, pero una hoja en la edición de papel), esta vez a cuenta de la acusación y la historia que el fiscal ha montado para pedir 17 años para José Luis.

La explicación del fiscal, asumida y redactada por el redactor, comienza con la explicación de un plan ideado por el acusado. El plan comienza con el gran detalle; el acusado escogió el día, 24 de noviembre de 2009; ¡DOMINGO DE CAZA!.; (recomiendo al abogado defensor y a cualquier lector interesado a entrar en el calendario del Outlook), por supuesto el acusado ya no era una persona que llevaba unos cuantos años viviendo en Verín, (donde fue detenido), sino que era vecino del pueblo, (¿?), y por tanto sabía que el asesinado guardaba el ganado, (¿?) en un paraje cercano (¿?). (en realidad había ido a limpiar una finca y no había ganado por el medio), por lo que dejó en el camino el vino envenenado, y para que el acusado no sospechase, (y creyese que eran unos cazadores los que habían abandonado la merienda), dejó también una lata de atún, una de calamares, un par de cervezas y unas mandarinas, (todo ellos sin veneno), ¡Porque sabía que eran cosas que le gustaban al fallecido!. Lo cual nos lleva a una situación en la que el asesinado le dejó una merienda en medio del monte con los platos favoritos del finado, lo cual desde luego es algo que previsiblemente según el magistral plan no haría sospechar a nadie. (¿A quién no le ha pasado mientras hace senderismo?). Por supuesto, esto de que alguien cambió el vino, (que era lo inicialmente supuesto en los mentideros locales; apoyado por que en esta localidad las cerraduras son de adorno).

Resulta que según la nueva historia, se llevó las viandas a casa y comió en casa; le comentó a su esposa que sabía a vinagre, (¡la misma esposa que lo había ido a buscar y encontrado muerto!), pero apenas pudo articular palabra, vomitó y a los pocos minutos murió.

El 5 de octubre de 2010, todo el astuto plan del asesino se derrumba porque había una botella que ponía: “líquido para espantar a las culebras”; que contenía restos de estrignina. Y el acusado confesó, aunque alegó que fue un accidente. En este sentido, me gustaría añadir que de mis épocas en la zona, me quedó la costumbre de que cuando mi perro encuentra cualquier hueso o resto de comida en la calle o donde sea, se lo quito inmediatamente porque en esta zona es muy habitual el uso de estrignina para acabar con los animales (sobre todo de los cazadores) que destrozan las cosechas, (todos sabemos que ilegal pero a la vez es una costumbre), de tal forma que bastantes perros de familiares míos a lo largo de muchos años han muerto por esta costumbre.

Claro que la versión del accidente no se sostiene demasiado, porque si quieres poner estrignina a los animales, se pone en carne, y no en el vino. Además lo que está claro es que un lugareño de este pueblo, jamás probaría comida que encontrase fuera de su casa, (por esta misma razón no me creo ni el accidente, ni desde luego el disparatado plan que nos cuentan).

Tengo que reconocer que en un entorno de un sitio de 20 habitantes, y con un servicio de inteligencia, (madres y jubilados en poca cantidad, con mucho tiempo libre),  ya comentado, las dudas sobre la autoría no son tales, y con los lógicos puntos no aclarados, creo que la idea de lo que ha ocurrido la tenemos bastante clara.

Por supuesto, en toda esta historia, no cabe una teoría de la conspiración, sino que estamos ante un caso de incompetencia, en el que probablemente el asesino, usó la explicación de la caza para explicar el accidente, (la estrignina se usaba para acabar con los perros de los cazadores que destrozaban las cosechas), y a través de la versión del asesino confeso, se ha montado toda la historia, a la que no le falta cierta belleza literaria.

Pero lo que está claro es que todo esto ha sido una sorpresa en el pueblo, (la detención y lo posterior), porque nadie se ha dignado ir a investigar por la zona y no han preguntado absolutamente nada a nadie, (y tenga todo el mundo claro que se hubiese sabido el momento en que un periodista o un guardia civil entrase en el pueblo). En parte es normal, porque lo cierto es que el lugar está donde Cristo perdió el mechero. Por tanto, por eficacia procesal (para el fiscal) y eficacia periodista, (para el periodista), se han montado una película increíble en la que no han comprobado absolutamente nada, (ni tan siquiera que el 24 de noviembre de 2009 no fue domingo), no han pensado absolutamente nada, y no han investigado, hasta construir una realidad que es cuando menos irreal.

Está claro que si no hubiesen concurrido estas circunstancias tan especiales, (no es normal que sea un suceso de esta situación en un sitio cercano y aprovechando el fallecimiento, natural y tras una enfermedad para que nadie sospeche, de un familiar cercano), si hubiese leído esta noticia en algún medio le hubiese dado total validez, y como mucho hubiese hecho un análisis crítico para sacarla en algún programa de la radio o mail en cadena de estos de noticias curiosas, con algún título como el elegido de ““¿un plan supuestamente tonto, para un supuesto tonto es un plan supuestamente inteligente?””.

Por supuesto, este caso queda en la anécdota de casi todo el mundo, (no así de los afectados), pero no es más que otro de los casos en los que se comprueba la situación y las actitudes de los fiscales y los periodistas, y todos conocemos casos mucho más relevantes para la sociedad en su conjunto donde se ha funcionado exactamente igual o peor.

 

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  1. #1
    Juanff
    10/06/11 17:21

    Bueno, la torrija mental que tienen fiscales y medios desinformativos es aplicable a casi todos los ámbitos de la sociedad, podríamos poner también ejemplos que ponen los pelos de punta en medicina, ingeniería de todo tipo, administración pública, etc. Basta con decir que siempre que se produce una catástrofe aérea no se como se las arreglan los investigadores para que os pilotos fallecidos de las aeronaves sean siempre los culpables del accidente... luego te preguntas, vale, será porque todo siempre es cuestión del dinero de la industria en cuestión. Ya sabemos que debe de existir alguna regla divina por la que ninguna empresa puede dejar de ganar dinero en cualquier caso.

    S2


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