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El 27 de mayo de 2010, aparece en prensa una noticia increíble. Es una noticia, que nos indica hasta donde está llegando el degenere de la situación; el director de compras de El Corte Inglés, Don José Ignacio Caballero, en el contexto de un encuentro de empresarios del sector de bebidas y alimentación lanzó a los cuatro vientos una propuesta: Un gran pacto sectorial para salir de la crisis.

Y por si no lo aclaro lo suficiente, lo remarca: "colaboración de verdad, no con la boca pequeña" para poner fin a la "guerra de precios".La verdad es que sorprende ¡y mucho!, que una persona a la que se supone un mínimo de preparación acorde a un puesto y a estar dando una ponencia en una escuela de negocios, cometa un error de este estilo.

Para que nos enteremos es como si yo de repente ahora le propusiese a la policía un pacto para salir de la crisis, por ejemplo, ¡atracando bancos!; y luego aclarase: “pero no por ahora, que se limitan a mirar hacia otro lado; sino que la policía me ayude a escapar en el coche patrulla”.

Es cierto que puede ser demagógico, el ejemplo y quizás no sea demasiado afortunado, pero lo cierto es que me interesaba exagerar un poco la burrada del señor este, para que lo entendamos bien. Y lo cierto es que no me quedaba mucho margen para exagerar.

En  su día hice un post sobre los problemas de competitividad que teníamos en España y concluía que en España no teníamos problemas de competitividad, sino que tenemos un problema y muy grave que es ¡De competencia!.

Por no hablar del grave problema que tenemos en este país en el que parece que las leyes no sirven absolutamente para nada en el caso de que esté involucrado cualquier tipo de interés económico de algún lobby, (me había quedado simpático el post de “dos lecturas para el fin de semana”). Basta recordar que existe en España la ley 15/2007, que se ocupa de la defensa de la competencia, y que si alguien se hubiese leído hubiese comprobado que en el artículo 1, (no crean que va en la disposición adicional decimocuarta del modificado cuarto de la ley que siempre utilizan las empresas para librarse de las reclamaciones), nos dice:

“. Se prohíbe todo acuerdo, decisión o recomendación colectiva, o práctica concertada o conscientemente paralela, que tenga por objeto, produzca o pueda producir el efecto de impedir, restringir o falsear la competencia en todo o parte del mercado nacional y, en particular, los que consistan en:

La fijación, de forma directa o indirecta, de precios o de otras condiciones comerciales o de servicio.”

 

Y hombre, sin ser jurista, tengo que reconocer que me da la ligera impresión de que un pacto sectorial para acabar con la lucha de precios, encaja perfectamente en este apartado. Por supuesto, tampoco creo que haya que ser muy hábil, para detectar la queja de que lo de “la boca pequeña no funcione”, de tal forma que en un país con un mínimo de seriedad, el Corte Inglés tendría que tener a la comisión nacional de la competencia encima desde ayer, dando explicaciones a lo de la letra pequeña, ya que “lo de la boca pequeña”, también está prohibido. Por supuesto, es infracción muy grave, según la citada ley, (De hecho es difícil encontrar algo tan exagerado).  Desde luego puede estar tranquilo porque desde luego la Comisión Nacional de la Competencia, pone unas sanciones que son completamente ridículas, (en proporción a los beneficios obtenidos por los infractores), por lo que a todas las empresas les interesa seguir en este sistema.

Por supuesto, pactar precios provoca un gran beneficio para los que pactan, pero simplemente es algo que destroza literalmente cualquier mercado. Un mercado depende de la variable precio para todo y en particular para aquello tan bonito en los discursos que es lo de asignar los recursos a los sistemas productivos. Desde luego no se puede entender un sistema de economía de mercado, con mercados en los que todo el mundo hace lo que le da la gana y se pasa por el forro las normas para que sean eficientes. Y lamentablemente en España cuesta mucho encontrar un mercado que se rija por estas reglas, entre acuerdos (más o menos claros), concesiones, cuotas, límites de precios, pactos, regulaciones, subvenciones y manipulaciones de la información, por no hablar de especulación que son ejemplos de manual de fallos de mercado a evitar, (¡no a promover, como parece que ponen en los manuales de economía de los gobiernos y las escuelas de negocios!).

Hace ya un tiempo hablé de los “efectos del progreso”, intentando explicar que todas estas medidas lo que hacían era pervertir el sistema, conseguir que las valoraciones de todo fuesen completamente irreales y llegar a una conclusión muy curiosa: ¡A pesar de todos los avances gracias a estas políticas lo que se consigue es que la sociedad viva peor que hace unos años y curiosamente con la sensación de estar por encima de sus posibilidades!.

Es sencillo verlo, alteramos la valoración de las cosas, mediante estas técnicas y en consecuencia, a pesar de que la sociedad haga esfuerzos y mejore, la realidad es que como se inflan las valoraciones para compensar la bajada relativa de los nuevos productos o servicios, nos encontramos con la paradoja de que la sociedad no puede consumir lo que produce.

Dicho de otra forma, no es que vivamos por encima de nuestras posibilidades. Es que lo que no podemos es mantener los cortijos de todo el mundo. ¡Así de sencillo!.

Este señor la remata poniendo un par de ejemplos en la leche y el aceite donde resulta que el volumen de ventas cae poco, pero el precio cae muchísimo más; y se pregunta: ¿hasta cuándo podemos seguir así?, ¿estamos locos?. Y yo con mucho gusto le voy a contestar. Estaremos así hasta que acaben con las pocas reglas de mercado que queden. Porque esto de planificar precios y cantidades, si no recuerdo mal era un atributo de los sistemas de economía planificada y no de mercado. En todo caso, convendría que se aclarasen un poco, porque resulta que aquí a todo el mundo le gusta el libre mercado, pero no parece que nadie tenga muy claro que significa esto. Y en este caso significa que hay unas reglas y unas consecuencias que se estudian en primero de económicas o primero de empresariales. En particular, me extraña, (bueno, en realidad a estas alturas ya casi nada me sorprende), que este señor no conozca que es lo que ocurre con los precios y cantidades de bienes inelásticos en caso de caídas en la demanda. En un entorno donde se hace de todo por proteger a la oferta que por este motivo será inelástica.

Un bien inelástico, es aquel que entre otras casuísticas, es difícilmente sustituible y por otra parte responde a una primera necesidad, en tal sentido de que es difícilmente prescindible. Para que nos entendamos, son bienes donde la cantidad demandada varía poco ante grandes variaciones de precios porque responden a necesidades perentorias y no podemos ajustarnos.

En consecuencia es fácil entender que en este tipo de bienes que menciona, no es que se haya vuelto loco. Es que es lo que corresponde, de la misma forma que en el caso de bienes elásticos ante ligeras variaciones de precios las variaciones en la cantidad vendida son espectaculares. Por eso, en aceite, gasoil, electricidad, y unos cuantos productos más donde nos tienen “cogidos”, se necesitan grandes variaciones de precios para alterar el volumen. En cambio en otros casos de bienes elásticos, como viajes, automóvil, electrodomésticos y demás tenemos variaciones de volumen mucho más sensibles a los cambios de precios.

¿Qué no le gusta?. ¿Estamos locos?. Pues hombre, será de valorar lo de que nos pasemos a un sistema de economía planificada, (lo que se ha venido en llamar comunismo), y si quiere todo se habla. Pero en todo caso, en mi opinión, el que está loco es el que se empeña en hablar de libre mercado, hablar de liberalismo, de negocios y demás discursitos famosos y luego no enterarse del abc del comportamiento de la demanda, (o sea nosotros), mientras pide abiertamente que se cumplan pactos contrarios a todas las normas básicas de funcionamiento de un mercado, (y ojo que aquí ya no le pongo lo del “libre” delante).

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  1. en respuesta a Ramon13
    -
    #23
    01/06/10 17:57

    Tambien teneis las visiones de los economistas de guerra con efectos colaterales...

    con el mensaje optimista del prof. Huerta de Soto “el ajuste brutal ya ha sido realizado, con las 150.000 empresas desaparecidas “. En el caso de España nos indica …La rigidez del mercado laboral, (con una tasa desempleo el doble) y la segunda rémora el sistema de pensiones y lo que necesita las pymes.. También nos indica “Gracias a Europa no hemos devaluado, gracias a la disciplina del euro..”.
    ".. gracias a una recesion sin inflación " en http://www.youtube.com/watch?v=Npc1yJVOWFU&feature=player_embedded

    Ya sabemos que estas teorias tratan a la economia como un cancer, que se debe de suministrar quimioterapia a mansalva..llevandose tambien a pymes, autonomos y trabajadores por delante...que no asistieron a ninguna fiesta

  2. #22
    01/06/10 12:14

    Riesgos y riesgos...
    http://www.elblogsalmon.com/entorno/instan-a-grecia-a-abandonar-el-euro-se-acerca-el-fin-de-la-ue

    Y si se complica mas la cosa tacha mis escenarios anteriores... y si no hay acuerdos B-W, nos vamos hacia el proteccionimos o a la depresión.

  3. en respuesta a Comstar
    -
    #21
    01/06/10 12:13

    A dia de hoy mis escenarios para España es : un año destino Japon, mas 8 años destino Finlandia.
    Si suben intereses en primavera 2011, nos vamos de cabeza a la estanflacion.
    "Blanchard puso en duda la prioridad de la política macroeconómica moderna de mantener una inflación muy baja, sugiriendo que los bancos centrales en las economías avanzadas deben tener como objetivo una tasa de inflación del 4 por ciento, en lugar de la meta convencional del 2 por ciento. Una mayor tasa de inflación permitiría tasas de interés mayores. "Si los gobiernos hubieran tenido más espacio para recortar las tasas de interés y adoptar una política fiscal más expansiva, también hubieran podido responder mejor a la crisis", dijo Blanchard

    http://www.brettonwoodsproject.org/art-566242


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