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Mientras me tenía tumbada una gripe, me he encontrado con las elecciones europeas y un resultado que parece sorprender a todo el mundo. Dentro de todos los análisis que nos estamos encontrando, me llama la atención la discusión sobre el fin del bipartidismo.

En esta discusión sobre el bipartidismo, creo que se está cometiendo un error sutil pero clave para explicar y entender lo que está ocurriendo.  ¿Se ha acabado el bipartidismo?. Aunque quizás para contestar a esta pregunta quizás deberíamos preguntar ¿de dónde viene el bipartidismo?.

El bipartidismo viene derivado de una ley electoral que favorece la existencia de partidos fuertes por un lado y los nacionalismos por otro lado. Todo el diseño de las dinámicas de elecciones y de las dinámicas políticas se diseñaron en la transición con este único objetivo y esto no ha cambiado en ningún momento. Claro que en las elecciones europeas nos encontramos con un escenario y unas reglas distintas que han afectado al resultado, (entre otras cosas porque las normas son distintas). Pero ojo, unos resultados electorales no llevan a romper con un esquema diseñado y definido, como en numerosos países, para que existan dos partidos políticos preponderantes. Es decir: Bipartidismo.

Ahora bien; tenemos que tener en cuenta que en España el bipartidismo ha llevado a la existencia de dos partidos políticos que son el PP y el PSOE. Pero es importante entender que una cosa es que existan y vayan a existir dos partidos políticos predominantes y otra muy distinta es que estos sean el PP y el PSOE. Entendiendo esta distinción, es muy sencillo entender que lo que muestran los resultados de las elecciones europeas no es absolutamente nada referido al bipartidismo y si referidos al fin tanto del PP como del PSOE.

Las vidas, circunstancias y formas del PP y el PSOE no son las mismas. Recordemos que el PSOE fue el partido de la ilusión, generó una crisis prolongada, con su travesía en el desierto y una ilusión renovada en 2004 con sus procesos de primarias con sorpresa incluida. Ahora, todo parece indicar que se intenta hacer el proceso que ha llevado al poder a Zapatero, pero se olvidan de un detalle importante; ¡que ya ha ocurrido!. Este matiz es importante porque personas que en el 2004 decidieron volver a confiar en el PSOE, fueron defraudadas porque ha tomado toda una serie de decisiones que han hundido las condiciones de cada uno de los españoles, cuando eran la esperanza. Hoy no se trataría de darle una oportunidad a un partido que en el pasado decepcionó; se trataría de darle una oportunidad al que decepcionó en la oportunidad.

La historia del PP es ligeramente distinta, pero curiosamente también fue percibido en 2011 como cierta esperanza; por lo que es fácil entender que los dos partidos van a tener dificultades enormes para recuperar los votos, en un contexto en el que todo sigue construido para llegar al bipartidismo.

La caída del PP es evidentemente mucho más rápida, pero juega a favor la inexistencia, (por ahora) de alternativas, que sí se ven ya en el PSOE por el mero hecho de que ha caído antes.

Si tenemos en cuenta esto, tendremos que concluir que donde estamos no es en el fin del bipartidismo, sino en el fin de estos dos partidos y en una lucha de nuevos por ser los dos siguientes partidos del bipartidismo. Así de simple.

Lo curioso es que viendo las cosas de esta forma, es muy sencillo anticiparse a las razones y los efectos que provocará la otra gran cuestión que ha planeado en todo momento: el gran pacto o gran coalición entre PP y PSOE. ¿es para intentar salvar el bipartidismo y generar estabilidad o bien es para intentar salvar a los dos partidos de los efectos de la inestabilidad?. ¿Funcionará?. Pues sencillo es entender que no, ya que con las reglas actuales todo estará diseñado para el bipartidismo y este pacto lo que hará será cabrear a más votantes, sin recuperar ninguno de los perdidos.

Lo que no es tan sencillo es finalmente anticipar lo que va a ocurrir; aquí entran muchas más variables en juego, y entre ellas están los famosos cambios de reglas. Es decir; cuando se asuma sin problemas que estos partidos están en problemas muy graves, ¿Qué harán?. Aquí están los mayores riesgos, al igual que las mayores oportunidades, (con sus riesgos), estará en los que buscan el hueco de los partidos caídos. De cómo se solucione esto, dependerá el futuro.

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  1. en respuesta a efres
    -
    #3
    03/06/14 20:00

    efres, sin afán de molestar. No estoy en desacuerdo con lo de cambiar la Ley Orgánica del Poder Judicial, pienso como tú que sería interesante que la Justicia fuera más independiente del poder ejecutivo. No obstante, yo preferiría un sistema de jueces electos que un sistema de tipo gremial. En el cual, los jueces se convertirían en un poder aristocrático independiente de los ciudadanos con la excusa de no estar controlados por la casta política. Financiaríamos una nueva casta: la casta judicial. Yo pienso, aquello de que quien paga manda. Me gusta controlar lo que hacen en mi nombre y con mi dinero.
    Tampoco estoy en desacuerdo en cambiar la Ley Electoral.
    Lo que sí que no entiendo es lo de eliminar "organismos inútiles, duplicidades y otros despilfarros": ¿tú entiendes lo que estás diciendo?¿Te haces cargo de lo que supondría para las economías familiares de los empleados de la administración en dichos organismos?¿Y el impacto que eso tendría en la economía nacional? Quebrarías definitivamente el país.
    Hay que tener cuidado con lo que se desea.

  2. #2
    efres
    02/06/14 21:51

    Lo que percibo es que la gente está muy cabreada porque no se le escucha. Los políticos están desconectados de la realidad y viven un "universo paralelo".

    En primer lugar hay que reformar el Estado eliminando organismos inútiles, duplicidades, y otros despilfarros. Es indecente que no se haga cuando la gente lo está pasando tan mal. Fuera la mitad de entidades públicas, los traductores en el Senado, el cobro de dietas por parte de diputados que tienen casa en Madrid, los retratos de los presidentes en los pasillos de Las Cortes, los mega-gabinetes de consejeros, nombramientos a dedo o "por libre designación" y un largo etcétera.

    En segundo lugar cambiar la Ley Orgánica del Poder Judicial para que la justicia tenga más independencia. No puede ser que el órgano de gobierno de los jueces, el Ministerio Fiscal, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo sean nombrados en parte por los políticos.

    Y en tercer lugar cambiar la Ley Electoral; resulta chocante que un partido tenga más votos que otro, y sin embargo obtenga menos escaños, como pasó en las últimas elecciones generales. También cabrea mucho a la gente ver cómo los políticos van pasando por los consejos de administración de grandes empresas, y al cabo de los años vuelven de nuevo a ejercer labores de gobierno.

    Si cualquier gobierno ya sea del PP o PSOE hiciera esto, recuperaría un millón de votos. Pero por desgracia creo que eso no va ocurrir, no les interesa...

  3. #1
    01/06/14 23:23

    Mientras llegue el momento en que se cambie la Ley Electoral por otra que no fomente el modelo bipartidista ni ningún otro modelo que no sea el de reflejar fiel y directamente la voluntad de la sociedad... parece que se atisba un nuevo modo de hacer política.

    La irrupción de Podemos que ha aglutinado en forma de esperanza parte del voto de unos ciudadanos hastiados de tantos engaños, ha generado bastante inquietud en los dos grandes partidos.

    La determinación de este partido en cambiar bastantes cosas puede forzar un cambio en las demás formaciones políticas en ese mismo sentido. Y aunque lo hagan como un lavado de cara... ya es algo.

    La fuerza de los mercados financieros, del dinero, parce ser un obstáculo insalvable conforme se intenta ir concretando los cambios de una nueva forma de hacer política... y en la mayoría de las ocasiones las ganas y honestidad de esos líderes políticos sucumben ante el interminable empuje de esas fuerzas económicas.

    No sabemos como continuará la historia, ni si será posible un cambio a la hora de hacer política de la mano de Podemos o de otras formaciones que quieran y puedan intentarlo.

    Lo positivo, es que lo que tenía que suceder (porque la corrupción y las malas formas de hacer política ha obligado a ello) ha sucedido.


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