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Ya en noviembre de 2010 había colocado un post acerca del entonces candidato a presidir la CEOE en el que exponía claramente que el tal Joan Rosell tenía un grave problema a la hora de discernir lo que es la legalidad y lo que no; Hoy aquel candidato es el presidente de la CEOE, y sigue sin entender absolutamente nada de lo que significa cumplir las leyes y lo que esto significa.

En aquellos momentos defendía la existencia de “buenos funcionarios” y “buenos alcaldes”, exponiendo un ejemplo en el que una empresa que no cumplía las normas para tener la licencia de actividad obtenía el “permiso informal” del alcalde en base a que si tuviesen que cumplir la legislación no le podrían dar permiso de actividad y en consecuencia se le daba de palabra. El inspector de sanidad, glorificado entonces por dicha persona se ganaba la medalla dejando de mirar.

Ayer, nos encontramos con unas declaraciones al respecto de aspectos fiscales y al respecto de aspectos laborales que van exactamente en la misma dirección y que por lo menos nos permiten deducir que algunos personajes de esta historia aún no se han enterado de que más importante incluso que las normas es que se cumplan. ¿Para qué vamos a proponer normas si no se cumplen o determinadas estructuras fiscales si alguna gente no paga?.

Respecto a los aspectos fiscales ha reiterado su propuesta de 2013: convencer e incentivar a que la economía irregular se convierta en regular. Curiosamente esta propuesta, lo que está haciendo es convencer a la economía regular que se pase a la irregular. ¿Me quiere explicar la cara que se le queda al que paga hoy en día sus impuestos cuando escucha que hay que incentivar a su vecino que no los paga?.

Por descontado, todo ello teniendo en cuenta que los impuestos nunca son, ni deberán ser obligatorios. Lo que está claro es que el único incentivo para acabar con el fraude fiscal y la economía no declarada pasa por que sea cada vez más difícil declarar y por el hecho de que la no declaración suponga un verdadero problema. Es decir, más investigación y más castigo. O ante un problema en el que existan numerosos robos, ¿se le ocurriría alguien proponer educación a la gente para que no robe e incentivos para que dejen de robar?. (y el ejemplo es más apropiado que lo que la gente puede pensar en el primer momento).

Y el convencimiento pasa entre otras cosas por dejar de usar eufemismos como “economía irregular” para definir lo que es un perjuicio para todo el mundo.

Por si no llegaba con la lección sobre la importancia de la ley, no ha tenido el menor empacho en defender una nueva reforma laboral que afecte a los convenios colectivos, en el sentido de “hacer legal lo que es real” en las empresas.

Pocas veces en tan pocas palabras se explica tanto una situación que no podría ser jamás, y de ningún tipo asumible en un estado de derecho.  ¿Cómo es posible que se reconozca de forma tan abierta que se pasa de la “legalidad”?. Una de dos; o la realidad coincide con la legalidad, o si son distintas está claro que se pasa de la ley.

Y lo curioso es que no acabo de entender para que quiere cambios normativos este señor; ¿Para qué vamos a distinguir y a modificar leyes si luego la realidad va por otro lado y parece que nadie se preocupa por la tontería de que la realidad se amolde a las leyes?.

¿Pongo el ejemplo aquí también?. Pues es sencillo; imaginemos una situación en la que los robos se generalizan; ¿se nos ocurre proponer que robar deje de estar en el código penal?.

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