La última polémica la encontramos en el fenómeno del Escrache, que consiste en hostigar a los políticos en todos los sitios posibles, presionándolos. Paralelamente tenemos una campaña bastante clara desde los políticos y medios de comunicación contra la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que es de todo menos sutil.
En definitiva, estamos en medio de una guerra dialéctica en la que surge una cuestión clave: ¿es lamentable el escrache?. Pues en mi opinión, la respuesta es que desde luego que sí. Es lamentable, como poco, que la sociedad se plantee siquiera el hecho de que haya que presionar a nuestros representantes con unas tácticas como las planteadas.
De hecho estoy completamente seguro que, salvo los casos aislados de siempre, mi respuesta es ampliamente compartida. Es decir, la mayoría de las personas no comparte normalmente el uso de estas técnicas y las reprueba. Y digo normalmente porque en realidad la pregunta de ¿Es lamentable el escrache?, oculta otra que normalmente no se realiza y que es mucho más importante: ¿Qué le parece a alguien una situación en la que el escrache pueda ser aceptado?.
Porque esto en realidad es lo que está ocurriendo, muchas personas que consideran una acción lamentable, están defendiéndola o incluso practicándola, lo cual puede ser una contradicción, a menos que nos planteemos la otra pregunta.
O dicho de otra forma; Yo estoy en contra de medidas de este estilo, y por supuesto de medidas que puedan ir más allá; (tengo especial pavor a lo que pueda ocurrir si no se revierte totalmente el sentido de las decisiones y la situación generada en todos y cada uno de los aspectos económicos). Pero estando en contra de todo esto, me veo absolutamente incapaz de ofrecer una alternativa.
Los representantes ciudadanos, deben responder a los intereses de los ciudadanos, deben tomar decisiones coherentes con el mandato que se les ha dado, que es aquel diseñado en la búsqueda del interés general y sobre todo de los programas políticos. Además existen numerosas formas de conocer el sentimiento de la ciudadanía, que nuestros representantes obvian de forma absolutamente descarada. Del mismo modo, las decisiones absolutamente irracionales que se toman sin ningún tipo de control y que impactan en la vida de los ciudadanos, son numerosísimas, hasta el punto de que la clase media se ha ido a tomar viento.
En esta situación muchas personas, una sensible mayoría, tratan de protegerse de las amenazas y los políticos hace tiempo que se han convertido en eso. (y esto es el primer indicativo de que estamos en una especie de contienda). Pues bien, en esta situación han ocurrido, están ocurriendo y ocurrirán cosas que no nos gustan, pero cada uno de nosotros tendremos que pensar en las alternativas, y aquí es donde está el problema. Se supone que nuestros representantes han de velar por los intereses de los ciudadanos, pero lo realmente lamentable es que parece no existir forma de influir en ellos. Lo realmente lamentable es que los ciudadanos somos los únicos que no tienen capacidad alguna de presionar a los gobiernos.
¿Las elecciones?, ¿las manifestaciones?, ¿las iniciativas de legislación popular?, ¿los resultados de encuestas?, ¿los sondeos del CIS?. Absolutamente todo es ignorado sistemáticamente si esto afecta a algún grupo de opinión y los ciudadanos parece que no tenemos ninguna opción para hacer absolutamente nada, en lo que se supone que no es otra cosa que una serie de democracias en Europa.
Hoy tenemos una situación en la que se destroza la sanidad, se socializan las pérdidas de las entidades financieras, se nacionalizan las autopistas, se elimina la fecha de caducidad de los yogures en medio de una polémica (casi olvidada sin aclararse) sobre que los ingredientes de los alimentos no son lo que eran; tenemos a la infanta imputada, tenemos a todos los tesoreros del partido popular imputados e indicios de que hay mucho más, tenemos al Partido Socialista en multitud de escándalos entre los que se encuentran comisiones y gastos por ERES ilegales, con un sistema en el que se subvencionan despidos en un entorno de paro record, y para más inri los sindicatos obtienen beneficios de esto, y un sistema judicial al que las rentas bajas no podrán acudir, (y no tengo claro si esto es bueno o malo debido a su calidad).
Pues en esta situación, resulta que tenemos un presidente de gobierno que presume de demócrata mientras ofrece su segunda rueda de prensa por televisión para no contestar ninguna pregunta, ni escuchar absolutamente nada, que nos cuenta que estamos en un país limpio, (de lo que se infiere que son nulas las posibilidades de una limpieza), y que lo del escrache es antidemocrático por lo de la mayoría silenciosa.
Lo lamentable no es que exista un fenómeno llamado Escrache; lo realmente lamentable es que intentar ofrecer una alternativa viable para conseguir que los intereses de la ciudadanía sean tan siquiera tenidos en cuenta es cada vez más complicado.
Lo lamentable es que nos encontremos con el discurso de los representantes de los ciudadanos y las legitimidades, y luego se olvide esto en cada una de las decisiones que se toman.
Lo realmente lamentable es el engaño perpetuo, la mentira constante, la falsa promesa y que los ciudadanos tengamos que llegar al punto de presionar, porque nuestros representantes no son capaces de resistir ni la más mínima presión de determinados grupos que representan intereses muy particulares y sobre todo extranjeros.
Y sí, el escrache es lamentable, pero más lamentable es lo mío; no puedo ofrecer más alternativas que estas líneas y que tienen una utilidad más que limitada. Y más lamentable es que además tengo el temor de lo que pueda ocurrir si no funciona.