Un seguro es un contrato que tiene una propiedad peculiar y consiste en la indivisibilidad de su abono. Es decir, una vez que uno haya firmado la póliza, queda obligado a pagar la cantidad anual, aunque no la pague íntegramente y lo haga de forma periódica.
Es decir, tener un accidente con el automóvil que lo destroce no exime de la responsabilidad de abonar la suma íntegra anual de la póliza.
Seguro de coche destacado: Línea directa
Esto es, si contratas un seguro y al cabo de 2 meses tu coche queda destrozado, te va a tocar abonar los pagos parciales que resten.
Aunque si durante la vigencia del seguro, se tiene un siniestro total, por norma, que no tiene porque, se puede aplicar una suspensión de garantías, para aplicar la prima no consumida al nuevo coche.
Claro está, que con una antelación de 2 meses a la conclusión del seguro en curso, como dispone el artículo 22 de La Ley de Contrato de Seguro, se puede pedir la rescisión del contrato.
Legalmente dicha notificación de no prórroga tiene que ser escrita. Pero en la práctica, se suele avisar a la compañía en persona o por teléfono. Hay que matizar, que es mejor nunca dar por zanjado un contrato de seguro en persona o por teléfono, siempre por escrito y con constancia de recepción, copia sella o report de Fax. Asimismo, si uno no quiere pagar el seguro por un coche inexistente, debería recurrir a esta notificación.