Pocas veces un término económico forma parte del lenguaje diario. El Euríbor tiene este honor, y no es por un tema baladí, ya que este índice determina en gran parte la salud financiera de la mayoría de las familias españolas. Y es que la evolución de este indicador es clave en la presión financiera de todos los productos vinculados a ella, siendo la gran mayoría créditos hipotecarios.
La historia del Euríbor en este año 2023 aun sin concluir, es un quiero y no puedo del BCE. Es decir, es un ‘quiero bajar los niveles de inflación’ y un ‘no puedo, sigamos subiendo tipos’.
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De dónde venimos
Empecemos por el principio. Tras la pandemia del COVID-19, Europa se dispuso a lanzar el paquete de ayudas más grande de la historia de la UE, atrás quedaron las recetas de austeridad de la crisis financiera del 2009. Este paquete de ayudas significó una gran inyección de liquidez que inundó los mercados de efectivo, y se planeó una ruta para ir subiendo al fin los tipos. Ya iba tocando.
Sin embargo, este plan no contó con algo que cambiaría por completo la dinámica europea de equidistancia entre Rusia y EEUU, surgiendo la guerra entre Ucrania y Rusia. Este hecho provocó a niveles insospechados una inflación sin precedentes desde que el euro es moneda. Con ello, la ruta de subida de tipos se tuvo que realizar a marchas forzadas en las economías europeas que pedían aire, y no terral.
Pues bien, con la agresiva subida de tipos a causa de la inflación, ya solo quedaba que las causas de la geopolítica se hicieran eco en las hipotecas europeas.
Situación actual
Actualmente, el valor del Euríbor se sitúa en torno al 4,20%, mientras que la media de este año 2023 está aproximadamente en el 3,85%. Esto deja entrever que el indicador ha ido aumentando a medida que pasaba el año.
En este sentido, las subidas de tipos ejecutadas por el BCE son un mal menor el cual debemos abrazar, para no caer en la trampa de una espiral inflacionaria. Si no, que se lo pregunten a Argentina o Venezuela.
Sin embargo, a nivel europeo la inflación (incluyendo o no, la parte subyacente) no es un problema homogéneo. Esto se debe a que países como España ya no necesitan una subida de tipos, mientras que los países al este de Francia sufren los estragos de una inflación de origen energético aun sin controlar del todo.
A todo esto, sin olvidarnos por supuesto del caso francés. Si Alemania dependía del gas ruso, los franceses tenían en África un auténtico bazar energético a su disposición. Esto ha dado un giro de 180º debido a las tensiones y revueltas encabezadas por líderes que ven apoyada su posición por Rusia, China y por supuesto, el comando Wagner. El último episodio fue la pérdida de influencia en Níger, punto estratégico francés por su gran riqueza en uranio. Recordemos que la política energética francesa tiene todos los huevos en la cesta nuclear.
Por lo que, en cierta manera, estamos inmersos es una especie de problema del ascensor. Este problema consiste en un edificio de 3 plantas, las cuales son: bajo, primera y segunda planta. Si el ascensor se avería (inflación) los vecinos más afectados serán los de la segunda planta (Alemania y Polonia), seguidos con los de la primera planta (Francia, Holanda y Bélgica), y finalmente, los del bajo (España y Portugal).
Pues bien, el dilema no es solo convencer a los vecinos del primero y el bajo hacer un esfuerzo que no les compensa de ninguna forma, sino que, además, ese esfuerzo se está cargando la inercia que poseen estos países en términos de crecimiento. Sin ir más lejos, en España algunas predicciones de crecimiento que superaban el 2% para 2024, y ahora, ante la subida de tipos y temiendo que no vaya a ser la última, ninguna de ellas supera el 1.90%.
Es por ello que desde los países con menos problemas inflacionarios ven cada subida como un auténtico castigo. Un castigo que va mermando sus economías y que casualmente se han invertido ciertos papeles desde la crisis financiera o la negociación de los fondos pospandemia. Los países mediterráneos que anteriormente pedían ayuda son ahora los que la ceden ante una subida de tipos que juega totalmente en su contra.
Evolución del Euríbor para el resto del 2023
Para lo que queda de año, no se esperan grandes cambios. Existe cierto consenso en que los tipos pueden subir o mantenerse. Pero en ninguna circunstancia van a bajar. Esto se debe a que, a pesar de las subidas, no se ha conseguido cabalgar sobre la inflación. Luego, hasta el momento, su doma no ha sido posible de forma total en todo el suelo europeo, claro que eso sí, cada país de la unión con sus propios matices.
Lo cierto es que ya no solo se habla del problema de la inflación en Europa, sino en la auténtica zancadilla al crecimiento económico que se está convirtiendo la subida de tipos para los países que menos problemas poseen con la inflación. En otras palabras, la subida de tipos tiene los días contados, ya que teóricamente estamos rozando techo o al menos, techos históricos.
Por tanto, en el mejor de los casos, si se consigue que el BCE mantenga los tipos actuales sin más subidas se podría considerar la apertura de un nuevo ciclo en su política monetaria.
Posibles escenarios del Euríbor en 2024
Las previsiones para el Euríbor en 2024 son inciertas debido a la volatilidad de los mercados financieros y las ya mencionadas variables geopolíticas y macroeconómicas. Generalmente, no se espera una primera bajada hasta primavera del año que viene.
La estrategia del BCE no es otra que ser reactivo frente a la inflación. Dependiendo su evolución, se trasladará a los tipos una subida, bajada o mantenimiento de esta. Luego, existen varios escenarios posibles para el Euríbor en 2024, y la estrategia a tomar dependerá de cada uno de ellos:
- El Euríbor sube. En este escenario, el Euríbor podría estar entre el 4,25% y el 5% a finales de 2024. Ante esto, se deberá ser cauto al contratar créditos mixtos o fijos, ya que el Euríbor históricamente no ha ido mucho más lejos de estas cifras.
- El Euríbor baja. Si surge el improbable escenario en el que este se sitúe entre el 3.50% y el 4,25%, será complicado determinar un producto a contratar, y la elección de hipoteca deberá estar más ligada a la actitud frente al riesgo del consumidor.
- El Euríbor se mantiene. Si el Euríbor se mantiene estable, a unos niveles parecidos a los actuales, lo mejor es no hacer nada. Adelantarte a un movimiento del mercado en algo tan delicado como un crédito hipotecario no es sencillo. Por tanto, al igual que el caso anterior, la decisión de contratar una hipoteca fija, mixta o variable, dependerá del consumidor y actitud frente al riesgo.
En resumidas cuentas, lo que resta del año 2023 se prevé que evolucionará sin grandes altibajos. Sin embargo, en 2024 nos espera un año de ciertas idas y venidas que dependerán, mayormente, más de macro factores que de la voluntad propia de los países.